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En Poesía popular argentina, su última publicación antes de suicidarse arrojándose desde un sexto piso el pasado 23 de febrero, el magistral poeta under cordobés Vicente Luy firmó este pequeño verso: “¿Por qué los secuestradores prosperan? ¿Por qué sonríen los diputados? Tienen plan. Vos no tenés plan”. En el caso de Banda de Turistas, el quinteto de veinteañeros que arma este grupo insigne para la música joven de esta época, tiene un plan. Ergo, vive días de prosperidad. Un plan conspirativo, de risueña dominación mundial a partir de su música, que como en una partida de un eventual T.E.G. rockero se expandió rápida pero certeramente hacia todo el territorio americano. Su tercer disco, Ya, es el combinado programático para esta acción desarmada, pero magistralmente ensamblada.

En su nuevo álbum, los BDT logran combinar como nunca en sus anteriores trabajos las posibilidades de una banda de rock obrando como tal, mientras repasan los discursos jóvenes de esta época en una licuadora de ritmos eternos y beben el jugo de la misión cumplida. De acuerdo con el título que la precede, Ya es una obra instantánea, un movimiento astuto de jugadores experimentados pese a su insigne juventud (a la fecha, el promedio de edad de sus miembros no supera los 23 años). Y a la vez, virtud a esa juventud y su inmersión en una época desde el centro de la generación que viene protagonizando alzamientos, revueltas artísticas y tecnológicas varias. Banda de Turistas es una de las pocas bandas que, además de poseerlos en sus DNI, tiene además filos jóvenes en su discurso, y que permite que los nuevos movimientos y herramientas entren a ellos, a la vez que, de igual modo que otros coetáneos suyos, son atravesados por los dramas de hoy.

En el patio de La Fábrica, un pequeño condado cultural escondido en San Telmo, el bajista Bruno Albano y el guitarrista Tomás Putruele, cantantes y autores ambos, además, se encaraman en la trinchera de los veintipocos años para espiar al mundo. “En el siglo pasado prevalecieron costumbres que la gente ya no respeta porque no le significan nada y carecen de valor en su vida de hoy. Frente a eso, nosotros respondemos con nuestro delirio, que es una manera de escapar de una realidad que no necesariamente tiene que sernos desagradable. Generamos un delirio y una fantasía como agente de escape de la confusión que nos rodea a los jóvenes”, apunta Albano.

“La gente necesitaba despertar y desarrolló una conciencia que corre paralela a la del mundo moderno, que está viviendo su ocaso y tampoco es tan grande como parecía: podemos tener un montón de herramientas y de caminos que tomar, pero también uno se pierde. Se necesita resurgir de alguna manera y tratar de correr el velo que tapa nuestros ojos”, cronica. De eso también habla Ya. “Este disco es un intermediario entre el pasado y el futuro: habla sobre las ideas de este tiempo y de encontrar un lugar en el mundo para tu fantasía; y que para nosotros también habla de lo que dejamos atrás y de lo que va a venir; un juego que nos inventamos”, marca.

Además de la figura inexpresiva del “sueño cumplido”, el hecho de que los Banda de Turistas estén mostrando su tercer disco en apenas cinco años (y sin haber pasado ninguno de ellos los 25) también podría exponer que mucho de eso que quedó atrás fue el tono despreocupado de la adolescencia. Sobre esto, Putruele arriesga: “Quizá ya no somos los mismos niños de antes. No hubiéramos sacado un disco caprichoso. Estamos haciendo música de manera profesional y eso es una bajada a tierra, una responsabilidad que hay que asumir. Ya no fue un juego, como pudo serlo el primer disco, cuando no teníamos idea de qué iba a pasar. Hacemos las cosas mejor, con más entusiasmo, responsabilidad y entrega, porque sabemos que van a ser escuchadas y que formamos parte también de algo necesario en la sociedad: el entretenimiento, el espectáculo, transmitir emoción y explicar también el tiempo que vivimos. Los discos, películas, libros y obras de arte reflejan un momento y nos dimos cuenta de que somos un ente comunicador de éste. Quizás en unos años escuchen nuestros discos y digan: ‘Mirá lo que pasaba en esa época’. Darnos cuenta de que estamos cumpliendo ese rol nos hizo tomárnoslo con toda la seriedad que se merece. Y todo salió mejor”.

Ya es, además del tercero, el más complejo disco de BDT. Repasa músicas de rock y pop desde los guitarrazos hasta los sintetizadores minimalistas, parando en la psicodelia y siempre, siempre en la canción. Pero sobre todo es un disco complejo porque es el primero en el que la banda se aparece de forma íntegra: las cuerdas de Luis Balcarce, las teclas de Patricio Troncoso y los parches de Guido Colzani, junto a las instrumentaciones y voces de Albano y Putruele, dan forma a un disco unitario, que se abre a partir del concepto de lo instantáneo (el aquí y ahora de su delirio) y los encuentra funcionando como una efectiva banda. “Es un disco en el que se afianza la personalidad de cada uno. Antes era un poco más pueril todo, pero ahora tenemos conciencia de que cada uno tiene su identidad y por eso intentamos reflejarlas en sus máximas expresiones para el disco”, suma Albano. Y dice Putruele: “Hay más de todos porque aprendimos a tocar mejor los instrumentos, a componer y a trabajar de esto. La interpretación instrumental y vocal es superior a la de los otros. No sé si en El retorno (su anterior trabajo de 2009) sabíamos tocar, no podíamos tocar tanto”.

Cuando debutaron con Mágico corazón radiofónico (en 2008), Banda de Turistas fue sindicada, en conexión con un movimiento mundial que, a decir verdad, ya había dejado de estar a la vanguardia hacía rato (bueh, que con el foco en su concepto, nunca lo estuvo), como una sucursal local del “retro rock”. La relación instantánea se tendió con el primer rock argentino y con bandas de los ‘60 con cuidado en los armados vocales, y también en virtud de una estética que tiene que ver con su adhesión a una tradición (la del rock) más que a una época. Ellos lo tenían muy claro, venían a hacer música nueva; pero el impacto que causaron fue otro.

–¿Les molestó eso?

Putruele: –Fue algo errado. Nosotros lo que veníamos a plantear y lo que planteamos hoy es un renacimiento de esa cultura. Por eso siempre nos acordamos de mencionar y de traer todo eso que pasó en las culturas del rock argentino y de afuera al principio, que fueron cosas muy grossas. Pero nos acercamos al pasado para traer ese resultado dentro de una música más actual. Nosotros reflejamos lo que creemos que tiene que ser el rock ahora, no hace cuarenta años. Por eso me molesta lo de retro rock.

Albano: –Por otro lado, fue un imaginario al que recurrimos en ese momento. Tampoco es que lo dejamos de lado, pero ahora nos permitimos otras sensibilidades también.

Putruele: –El rock tiene que morir y renacer, como la moda y como uno mismo. Cambiás y, de golpe, algo ya no te interesa más. El rock nos sigue gustando; y si murió, cuando renazca va a ser más fuerte. Son corrientes que se dan, momentos que tienen que ver con los cambios de la sociedad, con la instantaneidad que se supone que deben tener las cosas hoy por hoy.

Hace poco más de un mes, sobre el final de marzo, Banda de Turistas tuvo un equivalente a actuar en Top of the Pops, el insigne programa de bandas en vivo de aquellas épocas fundacionales. Pero la conexión, no obstante, estuvo apenas en la escenografía modelo 2012 del programa Duro de domar. El viernes 30, el quinteto se presentó en medio de su plan de promoción para el disco, realizando una versión acústica de Desearía, de Kapanga. Otra cuña de su plan integral: ya en el circuito de fiestas y recitales under de mediados de la década pasada se los podía ver, casi siempre juntos, en cada lugar donde ocurrían cosas. Los BDT recorrieron la Buenos Aires subterránea, enamorados del interior de los muros de la noche porteña, a bordo de un programa irreversible: estar, estar y estar ahí.

“Hoy ya no hay tanta movida como cuando empezamos. En 2005 ibas a cualquier fiesta, en un bar, una casa o un boliche, y había una banda. Había mucho circuito, pero ya no hay tantos lugares ni accesibilidad. Ahora vamos a presentar el disco en La Trastienda, pero sabemos que no es fácil que la gente pueda pagar una entrada a ese lugar o al Samsung Studio”, reconoce Albano. Y Putruele se hace eco de lo que muchos ya saben: “La gente está gastando todo su dinero en ver shows de afuera. Me da bronca porque pagan las entradas carísimas para artistas de afuera que a veces ni conocen y ante un show de BDT, que sale lo mismo que un trago en un boliche, se quejan de que la entrada es cara. Nosotros sufrimos la cantidad de shows internacionales desde ese lado, porque queremos hacer un mejor show, puestas en escena más interesantes, y también sobrevivir nosotros. Pero aunque económicamente nos rinde más hacer shows más chicos, queremos hacer un show bueno, con buen sonido, con imagen, que sea bueno”.

Será la tercera Trastienda de Banda de Turistas (ya presentaron allí Mágico corazón radiofónico, en diciembre de 2008, y El retorno, a mediados de 2010). El nuevo motivo es Ya, un disco que estuvo masterizado y listo hace más de un semestre, pero que “por cuestiones de conveniencia y de tiempos de fabricación terminó saliendo ahora”. Las canciones surgieron durante la gira que los llevó a Estados Unidos, México, Chile y Perú (los países, no las calles porteñas). “De México nos trajimos doce canciones, pero quedó sólo una. Al volver a la Argentina nos pusimos a grabar y nos dimos cuenta de que podíamos hacer un disco más largo y profesional, bajamos la ansiedad y armamos un repertorio grande para elegir lo que mejor representara nuestro universo actual”, dice Tomás. Compusieron unas veintisiete canciones y ensayaron veintidós. Quedaron nueve. Entre medio, Diego Tuñón y Diego Rodríguez, de Babasónicos, se sumaron para producir el disco. La anécdota que cuentan Tomás y Bruno es que, una tarde, en medio de un paseo en balsa por el Caribe, Tuñón se despabiló con la certeza de que tenía que producir el próximo disco de BDT. Albano: “Nos ayudaron a condensar el flujo de ideas y a pulir las canciones que ya tenían forma”.

“Nos guiamos más por el sentimiento de ir a por un disco que funcionara a la primera escucha –continúa Bruno–. El nombre se termina ligando al sonido del disco, y termina siendo como un concepto. Ya es nuestra visión del mundo hoy, que no tiene que ver con la visión del otro lado del mundo que tuvimos y contamos antes. Es otro tipo de fantasía, más palpable, que ocurre dentro de un marco de realidad y vuelve la nuestra más sincera, verdadera y a la vez más complicada. El sentimiento genuino domina a los demás. Es algo que entra en juego cuando tenés que encontrar tu ingenio y originalidad a la hora de crear algo. Es la guerra de ideas y sentimientos para ver qué surge de las profundidades de lo que somos hoy como banda.”

–¿Es instantáneo para sumar conspiradores más fácilmente?

Putruele: –Queremos que todos formen parte de la conspiración, que se unan más personas. Por eso las letras son más directas. No queremos ser los únicos de esta conspiración. No lo somos: es un sentimiento colectivo que los jóvenes viven, a veces sin darse cuenta. Hay conspiraciones tan feas que ésta es una divina. Se nos ha criticado, pero no nos importa qué se diga ni qué pase con nuestra música: lo único que seguimos haciendo es estar en la nuestra. Tarde o temprano van a caer o volverán, porque la gente va a volver a querer ver shows de bandas de su edad y de su lugar. No le prestamos atención ahora a esa situación. Si quieren venir, vengan. Si quieren bailar, bailen. Y si no, nosotros vamos a estar tocando igual. Tienen dos opciones: seguirnos desde el principio e ir interesándose o agarrarnos dentro de unos años y sentir que se la perdieron en el momento.

* Banda de Turistas toca el viernes 15 de junio en La Trastienda Club (Balcarce 460, a las 20).