Jue 20.09.2012
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CHICHES QUE CHIFLAN *

Cinco pedales para un niño elefante

› Por Julio Nusdeo

“Generalmente me gusta que la guitarra suene con buenos graves. Lo ideal es tocar con mi equipo, pero se hace difícil transportarlo. Es un Fender DeVille, la edición que viene con dos parlantes de 12”, dice el Niño Elefante, guitarrista de El Mató a un Policía Motorizado. Si no, siempre trato de llevar cualquier equipo a un sonido standard que tengo medio inconscientemente y que varía con cada uno; a veces pongo los graves al taco, otras, les saco medios. La cagada es que los pedales responden distinto a lo que estoy acostumbrado, pero generalmente zafa.

“Cuando empezamos con El Mató... no tenía guitarra y siempre pedía prestado un pedal de distorsión a la banda con quien compartíamos fecha o usaba la distorsión del equipo que estaba en el lugar. En el primer disco lo único que usamos fue distorsiones. Para Prenderte Fuego, y en algunas canciones que quedaron afuera, llegamos a enchufar cinco pedales de distorsión juntos: un OverDrive Boss, un Rat Pro Co, uno rebarato que teníamos dando vueltas y unos Dedalo –porque el chabón que nos grabó es el de los pedales Dedalo, que hasta sintió lástima y me regaló uno. El Rat, el Boss y el otro eran de amigos de Laptra.

“Ahora tengo dos pedales de disto: un OverDrive Boss, un Big Muff ruso y a veces uso un Big Muff americano. Desde la guitarra llego primero al Boss, que es el que más uso. Cuando necesito volumen para algún arreglo pongo el Big Muff ruso, pero siempre los dos juntos. Y cuando tengo el Muff americano, lo uso en las partes más quilomberas para noisear. Me cabe la compresión que tiene el ruso y la gordura fuzz del americamo.

Manu, el otro violero (de El Mató...), tiene todo el tiempo la guitarra con disto, mientras que yo a veces la uso limpia. Siempre me encantó el sonido de Graham Coxon (de Blur) y el de Lee Renaldo (de Sonic Youth), y medio que intento imitar esos timbres. Las dos son guitarras que suelen sonar limpias, pero bien graves, con el equipo algo saturado, que es lo que más me cabe del mío: cuando rompe. Así se lograban las guitarras sucias en los ‘60, poniendo los equipos al taco.

“Los delays me caben todos. Una vez me prestaron un Behringer, que es el más barato del mercado y flashié. Después vi el set que usa Sonic Boom (ex de Spacemen 3) en vivo y metía uno de ésos. El loco, capo de lo analógico, usa un Behringer pudiendo tener cualquier cosa. Un genio.

“Ultimamente estoy recopado metiendo un looper, un Digitech Jamman Solo. Cuando toco solo, voy creando capas como para que no quede tan trovador, que no me cabe mucho. Y con El Mato hago un bucle de ruido y lo voy tirando como un sampler de quilombo. Me fascina como suena, aunque a veces me paso de mambo y lo dejo repitiendo por demasiado tiempo a un volumen zarpado.

“Para este último disco de El Mató no loopeé nada, pero usé a full un delay Electro Harmonix Memory Man with Hazarai. Probé varios pero ese fue el que más me convenció; tiene bastante personalidad para ser un pedal digital. Igual, nunca le saqué la ficha a la función Hazarai. A veces lo pongo en el teclado para hacer drones y garpa, aunque no sé bien qué está haciendo. Pero hay un documental sobre kraut, The Rebirth of Germany, donde aparece uno de los Cluster con un sinte y dice que nunca pudo sacarle el mismo sonido dos veces. Ahí me quedé tranquilo.”

* El Niño Elefante arranca la flamante serie de Chiches que chiflan en el NO, sobre la búsqueda de sonidos de los músicos. Además, El Niño presenta su nuevo proyecto GUX el jueves 27 de septiembre a las 22, en el ciclo Laptra del C.C. Matienzo, Matienzo 2424, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

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