› Por Santiago Rial Ungaro
- Obsoleto por la proliferación de pendrives y demás soportes digitales, el CDR (o CD virgen grabable) es, desde hace un tiempo, el equivalente del cassette en décadas anteriores: un soporte barato, accesible e ideal para la circulación de música marginal o de “vanguardia”: la música que no escuchan todos, pero que está sonando. No es casual entonces que Carlos Alonso (1 X 1) esté reeditando periódicamente algunas de sus producciones agotadas en CDR. Esta vez le llegó el turno a 19 muertes, una verdadera joya de su discografía editada en 1999. Los paisajes postapocalípticos y sus exploraciones de la música electrónica industrial quizás se entiendan mejor ahora que en el momento en que fueron editados, a la vez que lo vuelven a confirmar como un referente a menudo olvidado de la por entonces emergente movida “sónica” de esa época (Juana La Loca entre otros), así como de fascinantes proyectos posteriores como el dúo Travesti, dignos herederos de esta apasionante mezcla de sangre y data.
-Por su parte, para Patricio Barrilet y Diego R el viejo y querido “CD” virgen es el medio para empezar a darle forma a un imaginario sonoro alegremente ruidista y siempre dispuesto a escapar de cualquier estructura convencional. Insanamente influenciados por la Vieja Guardia de la Juventud Sónica (léase Sonic Youth) y, en el panorama local, por los experimentos de Alan Courtis (con quien comparten el gusto por la abstracción sonora más extrema), el dúo alterna en este “split” sus cuelgues interestelares con algunas versiones desalineadas de Soda Stereo, Victoria Abril y El Otro Yo. El dúo (que desde hace un tiempo a esta parte se convirtió en trío y se presenta bajo el nombre Satanoise TV) se regodea en cada riff de guitarra y en cada loop marcando su propio territorio: de eso se trata en definitiva Flecha Records, un interesante y casero nuevo sello cuya consigna, parafraseando a Neil Young, sería ya no mantenerse rockeando en el mundo libre, sino mantenerse libre en el mundo del rock, un mundo en el que este tipo de proyectos parece cada vez más utópico.
-En el caso de Música bajada de Internet, el tantas veces postergado debut discográfico de Bad Boy Orange, su nombre es más que elocuente sobre cuál es su paradójico contenido: es curioso que luego de haber editado en los más prestigiosos sellos de Drum & Bass de U.K como W 10 y M-Un y de haber traído al país a las principales figuras del género, Bad Boy Orange (BBO) tenga que recurrir también al CDR, aunque también es lógico: antes de ser pionero de la música Jungla en nuestro país, BBO tuvo su experiencia hardcore en la adolescencia, y sabe que la música siempre sabe cómo abrirse camino. Basta con clickear enwww.djorange.com/bandcamp para obtener gratuitamente este set bailable de 24 tracks que dan cuenta de una década de matrimonio con el Drum & Bass, un atemporal disco doble en el que participan Bass Reflex (Paraguay), Giorgiolive, Fauna y Victoria Marreto, que logra conjugar velocidad y elegancia: un hermoso gesto de marketing poético que nos lleva más allá de la dictadura del bombo en negra hacia la democracia del bombo en naranja.
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