Jueves, 28 de febrero de 2013 | Hoy
Ahora que viene Television (el 23 de abril al Vorterix... ¡por fin!), quizá sea el momento indicado para descubrir a Compañero Asma, el alias artístico de Hernán Espejo, un auténtico genio del rock libre, además de un promotor de la música joven desde sus incursiones radiofónicas. Con sus exquisitas guitarras, citas a Sandrini, a Houdini y a toda la música que le gusta, Compañero Asma grabó Mágica posesión con un poderoso trío que completan el baterista Blas Finger (Las Cosas) y el bajista y artista plástico Alejandro Leonelli (Honduras), todo un super-free-grupo. Poesía, técnica y orden es uno de los temas del disco y la trilogía filosófica del inefable Compañero, que ya tiene 20 años de trayectoria, pero suena jovial incluso cuando hace un homenaje a Sandro y una hermosa balada spinetteana que da nombre al disco. El Compañero sigue sacando buenas canciones de la galera con la misma facilidad que el conejo de esta tapa saca personas.
“Hace tiempo que espero lo que está viniendo”, canta (más bien grita) Andrés Robledo en el primer tema de No termina más, impactante debut de Las Diferencias, el trío que completan Alejandro Navoa (bajo) y Nicolás Heis (batería). A pesar de su juventud y de ser un grupo debutante, Las Diferencias ya tiene cierta personalidad. Y, valga la redundancia, con eso y temazos como Está viniendo, A tu pareja o Lo que no fue, ya hacen la diferencia. El trío se siente cómodo en un blues pantanoso y crudo que, aunque a primera impresión parece emular las aventuras rockeras de Jack White, tiene algo en sus guitarras de bandas del primer rock nacional como Pescado Rabioso, Manal o Color Humano. Por la capacidad expresiva de la quejosa voz de Robledo, que también toca la viola, su crudeza sentimental y la acertada producción de Sergio Chotsourian (que aporta armónica y guitarra slide), lo suyo suena creíble, algo brutal y honesto.
Los salvajes es una película de Alejandro Fadel, presentada hace poco en el Bafici, que cuenta la historia de un grupo de chicos que se escapa de un instituto de menores para adentrarse en la naturaleza inhóspita de montes, sierras y bosques cada vez más densos y espesos. ¿Quién mejor que Sergio Ch para ponerle música a esta travesía en busca de la libertad? Con la participación de su hermano Santiago en pianos y sintetizadores, Patricio Villarejo en cello y Haie Qiu en voces, sus inconfundibles guitarras y algunos temas de Ararat II, Sergio Ch (de Chotsourian y Che, por Guevara) logra generar una atmósfera a la vez opresiva y épica, que capta el latido salvaje de una tierra hermosamente iracunda. Con el motivo principal (que recuerda el adagio de Tomaso Albinoni) potenciado por la capacidad orquestal de su hermano Santiago, Sergio Ch demuestra, una vez y otra y otra, su talento para el suspenso sonoro.
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