Jueves, 14 de marzo de 2013 | Hoy
LE PREMIER ENFANT ENTONA SU HIMNO MADRUGADA
Entre el desorden del jolgorio y el pase de factura de la resaca, este trío electrónico rezuma un particular modo de ver la cultura de los ’80.
Por Facundo Enrique Soler
La tracción a sangre al tocar en vivo y el respeto (lejos del homenaje) a la cultura de los ‘80 son las dos mejores variantes para determinar el perfil de Le Premier Enfant, un bicho raro de la nutrida escena al sur del conurbano con sonidos electrónicos como los de la mejor era de Kraftwerk y letras oscuramente felices, como si The Cure hubiese nacido en Lomas de Zamora. Federico Saint-Esteben (sintetizadores y voz); Yani Gladysz (bajo, a veces guitarra, y coros) y Andrés Bursztyn (batería electrónica) lanzaron a mediados de 2012 su disco debut, Himno madrugada, un recorrido con punto de partida en la espesa noche, con desorden de jolgorio, factura de resaca y esperanza de amanecer de por medio. “Los temas salieron naturalmente, como el transcurso de una madrugada: arranca con detalles bien arriba y termina con momentos de bajón. Es el proceso de todo lo que puede transcurrir después de la noche”, pone en contexto Saint-Esteben frente al NO. “Cuando muere una parte de la cotidianidad de la semana y del laburo es cuando nos gusta movernos. A la noche todo sale mejor.”
El hilo conductor que explica este joven músico sureño es fácil de percibir en las doce pistas de Himno madrugada: el tema que lo abre, homónimo, desde el principio da a entender este juego de noche desorganizada, entre olimpíadas de 8 bits y melodías que se ajustan a ritmos de baile oscuro pero pegadizo, con un final tirando a la armonía.
Ahí es donde entra ese respeto por la cultura de pista maldita ochentera: el legado de Depeche Mode se percibe en odas al erotismo (Banfield), vocoders saturados (No te voy a enseñar) y la entrega más bailable: El Encuentro. “Los instrumentos que usamos son de los ‘80, es inevitable que el sonido vaya para ese lado”, reflexiona Bursztyn acerca de este planteo estético.
El camino de Le Premier Enfant es diferente al del resto de las bandas de la escena, teniendo en cuenta que su rock electrónico es poco común hasta para sus compañeros del sello Triple RRR, en el que comparten espacio con Los Reyes del Falsete, Viva Elástico y Valentín y los Volcanes, entre otros. “Lo difícil es no poder hacer fechas íntegramente electrónicas porque la movida tiene poca convocatoria y, si tiene, es acaparada por los dj de boliche. Entonces lo que hacemos es compartir cartelera con bandas más rockeras y de otros palos”, explica Gladysz. A lo que Bursztyn agrega, dejando en claro la potencia y crudeza de sus presentaciones: “Quizá por eso en vivo somos una banda de rock; por más que haya una caja de ritmo, hacemos todo a pulmón y nos terminamos rompiendo los dedos”.
El trío actualmente prepara un ep próximo a salir en marzo, con temas tirando hacia un costado más pop y grabados con un estilo descontracturado en la casa de un amigo, obviamente de noche, su hábitat favorito para componer. La duda sobre tanta actividad nocturna es de qué manera logran llegar al día a día: Saint-Esteben trabaja pocas horas en un local de muebles, Bursztyn también tiene un turno holgado en una empresa de golosinas y Gladysz reparte su trabajo entre un negocio de peluches y la venta ambulante de ropa. Al mencionar su fuente de ingresos, el bajista argumenta con orgullo: “Tuve varios trabajos de ocho horas encerrado en la oficina, pero siempre los dejé porque me gusta vivir de noche. La noche tiene algo distinto, la madrugada es eso. Para componer es increíble”.
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