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Jueves, 9 de mayo de 2013

URBAN GROOVE REABRE EL LABORATORIO

“No vinimos a ordenar nada”

El colectivo insignia del alba de la cultura dance local vuelve a las pistas con Groovelab y el desafío de mostrar lo aprendido.

 Por Yumber Vera Rojas

Cuenta Laurent Garnier, leyenda francesa de las pistas de baile (sí, el papá de Daft Punk y Justice) y testigo del nacimiento y la evolución del dance en Europa, que cuando aparecieron las raves al otro lado del charco en cuestión de meses millones de personas pasaron del aburrimiento a volverse locas con esa música. Año más tarde, en el ocaso de los noventa, la epidemia llegó a Buenos Aires y acá la gente también perdió la cabeza. Los fines de semana se extendieron cada vez más, la escena comenzó a tomar forma, la cultura clubera se expandió y los entonces noveles Hernán Cattáneo, Aldo Haydar, Dr. Trincado y Diego Ro-K eran las estrellas de las bandejas. Sin embargo, la rara avis de la movida era Urban Groove, una orquesta de dj que alcanzó la popularidad tras su memorable set como acto de apertura del debut de The Prodigy en la capital argentina. A 15 años de ese show y de la aparición de su segundo álbum, 2 para el 2000, el colectivo insignia de la electrónica nacional regresa a las bateas con su nueva producción discográfica, Groovelab.

“No venimos a ordenar nada. Sonaría un poco impetuoso si dijera que regresamos para ocupar un lugar que nos corresponde, o que no hubo nadie haciendo algo”, asegura Miguel Silver, productor y dj del proyecto fundado a mediados de los noventa. “El desafío, al volver a juntar las cabezas, es demostrar cuál fue la evolución de lo que vivimos y experimentamos en todo este tiempo”. Groovelab es la demostración de que el retorno de Urban Groove no transa con la nostalgia. “A pesar de que los tracks remiten a la vieja escuela, evidencian al mismo tiempo un sonido actual. No obstante, más que un álbum, este disco es una suerte de compilado en el que se distinguen los colores que desprenden las propuestas de cada uno. Esta es la primera parte de un pantallazo de lo que somos hoy día como artistas de música electrónica. El tiempo, aunque pasó, no contaminó la química.”

Aunque los miembros de Urban Groove mantuvieron comunicación en estos años, el disco se tornó en la excusa para presentarse no sólo ante la audiencia que los siguió sino frente a la nueva generación de público y artífices dance. “Al igual que en nuestros inicios, Diego Cid (otro nombre fundamental del beat criollo) se convirtió en el punto de encuentro. Además de que venía trabajando con los otros Urban, de él fue la idea de plasmar el álbum”, dice Silver. Si bien el combinado de dj, arquetipo del tecno influido por el acid house, vuelve a la carga para mostrar flamante imagen, reaparece en escena en una época en la que ésta padece el exilio de sus exponentes y la atomización de la cultura clubber. “Siempre fue difícil, antes y ahora, especialmente el tema del colectivo. No hubo ni existió algo parecido a nuestra propuesta, al menos acá. Lo de que la unión hace la fuerza estuvo más vigente en los noventa: hoy prevalece el individualismo.”

* Sábado 11 en Bahrein (Lavalle 345). A las 23.

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