EL PICADOR #1: WAYRA, DE FUERZA BRUTA
El espectáculo que el colectivo de teatro físico está realizando en el Centro Cultural Recoleta es una estruendosa revelación para los sentidos.
› Por Luis Paz
Incluso más que la coalición de sonidos, el resultado de la farmacopea recreativa o el funcionamiento orgánico de formas y colores, la psicodelia es una herramienta. Su manual de instrucciones dice (artículo primero) que cada ser humano es una insignificante porción de todo, pero también (en su primer inciso) que, no obstante, el Ser Humano es un soberbio dispositivo contenedor de fuerzas de otra forma indomables. Somos paquete de un poder supremo, envoltorio de papel maché de una Fuerza Bruta que esa compañía de teatro físico libera en su nuevo espectáculo, Wayra, y que en cada función está modificando a nivel subatómico a unos cuantos cientos de domadit@s.
En la sala Villa Villa del Recoleta quedan aún las suficientes funciones como para que un millar de paquetitos urbanos suelten aún sus amarras de cinta bebé. La cosa arranca con un combo de tecno-percusión-quechua-industrial con los agudos al taco y el bombo en negra tira abajo todo el bonito castillo de naipes que podés tener armado fuera de ese recinto: acá no importa de dónde venís, cómo, con quién ni cuánto costaron tus zapatos. La joda acá es si sos capaz de saberte igual al de al lado y a los que van a colgar del techo, a nadarte encima, a caminarte de costado y tirarte una ventisca húmeda en la nuca. Incluso si a vos nunca te salió la vertical.
Fuerza Bruta es la libertad. Una interpretación es que su argumento (no hay diálogos ni alocuciones ni interpelaciones literales mas sí sustancia) enfoca el frenesí cotidiano, quizá por la irrupción de ese coro chico de oficinistas y secretarias pasados de rosca. Pero acá el que encuentra la libertad no lo hace renunciando y aflojando el nudo de su corbata sino nadando sin corpiño en una pileta flotante o improvisando una murga posnuclear o ajusticiando poéticamente el lleva-y-trae adolescente con una corrida entre pibas que confunden los planos vertical-horizontal.
Acá vos, yo y los que pasan y pasarán por la sala somos una de esas gotas que caen ahora, sobre el final, para despabilarte en una mojada de oreja que encarna una plegaria para niños dormidos en sus cuerpos-ataúdes.
* Jueves 6 a las 21, viernes 7 a las 20.40 y a las 23.40, sábado 8 a las 19 y a las 22 y domingo 9 a las 17 y a las 20.10 en el Centro Cultural Recoleta (Junín 1930).
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