EL NIñO RODRíGUEZ LA ROMPE EN INTERNET
Aunque es cosecha 2011, su corto Ni una sola palabra de amor, montado sobre una grabación hallada en un mercado de pulgas, tomó vuelo en la red.
› Por Hernán Panessi
El nuevo fenómeno viral tiene anclaje en el mundo del cine. Un corto protagonizado por una mujer que reclama la atención de un desangelado varón engordó increíblemente su contador de hits en apenas días. Ni una sola palabra de amor, trabajo del artista pop El Niño Rodríguez, es el flamante boom de la web 2.0. Ahí, María Teresa, la mujer en cuestión, le insiste por teléfono a Enrique, el varón desangelado. Demanda su cariño, su atención, apenas un gesto de humanidad para con esa fémina enamorada. No hay ego que la proteja. Lo curioso es que el audio original de este cortometraje fue encontrado por casualidad en un casete de una contestadora comprada en un mercado de pulgas. Y más tarde, en una vuelta inesperada, llevado al cine. Explica Rodríguez: “Me llega el audio por un amigo que lo había encontrado por Internet. Lo escuché y me morí. Se lo empecé a pasar a más gente y quedó como un chiste. Después, con la actriz Andrea Carballo, tuvimos la idea de representarlo visualmente. Se nos ocurrió hacer ese salto”.
Lo curioso es que Ni una sola palabra de amor no es un corto nuevo, sino cosecha 2011. ¿El motivo de su explosión tardía? Estuvo girando por festivales y ganando todos en cuantos participó. Aquello generó cierta expectativa. Y ante su estreno online, varios replicaron su existencia. “Lo recomendó hasta Campa-fucking-nella”, comenta –extasiado– Rodríguez. Así, llegó a más de 150 mil visitas en la primera semana de exhibición.
Y el certificado de su viralidad son los memes alusivos –que ya pululan por redes sociales– con sus frases. El más rutilante: “Me pedís un toallón y una toalla... ¿no es una ambivalencia?”. Y hasta hay una cuenta falsa en Twitter de María Teresa (@soymariateresa) que sólo sigue a Enriques (entre ellos, Iglesias y Bunbury). Es que la historia de desamor de María Teresa y Ernesto tiene patrones universales. Esos arquetipos que repiquetean en el inconsciente colectivo y causan cierta empatía. “Lo de María Teresa es emoción en crudo”, dice El Niño Rodríguez –notablemente sorprendido– ante el éxito de su trabajo.
Un momento: ¿quién es El Niño Rodríguez? El se define como un “agente de esparcimiento”. Javier Rodríguez ya no es tan niño –tiene 44 años– pero su nombre quedó. “Es como una marca, no lo puedo cambiar”, dirá. Y si bien el corto puede ser su carta de presentación ante la masividad digital, viene rumiando los márgenes desde hace tiempo. Comenzó a colaborar con dibujos, a sus precoces 15 años, en la revista Risario de Rosario. Más tarde pasó por Fierro, El Tajo y Barcelona, y trabajó para agencias de publicidad. También publicó un libro –por De la Flor– con la recopilación de otra de sus creaciones: Lucha Peluche, la historia satírica de un conejito que narra coyunturas bajo mantos universales. En medio de todo eso, ilustró las tiras del Pibe Bazooka y, decenas de cortos mediante, la rompió toda. Hoy colabora con la publicación española Mongolia, se dedica a la publicidad y espera sacar en breve Lucha Peluche 2. Claro, además planea hacer alguna que otra cosita audiovisual.
“Tomé la historia y la hice cine”, agrega. Del casete al corto, luego a los festivales. De allí a Internet y de allá, por supuesto, al fenómeno viral. Ante la pregunta de por qué cree que se desparramó por el ciberespacio, responde: “No sé, nadie sabe cómo crece un virus, ojalá hubiera recetas”. De nuevo, los arquetipos. Tal vez todo radique en las emociones, en esa angustia verídica de María Teresa. “¡Es que es una historia real!”, remata El Niño Rodríguez. Y, mientras tanto, el contador de visitas sigue engordando.
* Vimeo.com/47270199
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