La cuenta regresiva para el Mundial no miente: falta poco, medio año. El pronosticador rocker no disimuló su entusiasmo y, por abrumadora mayoría, votó a la Selección Argentina como candidata a ser la próxima campeona del mundo en suelo brasileño. ¡En tu cara! O peor dicho, ¡mo rostro do vocé! O ¡na tua caripeli! O ¡Ao centro do tuo escracho! O sea, ya podemos ir descorchando. Muy lejos de la albiceleste aparecen, en los cómputos, un segundo lugar para Brasil –meritorio si se valora la rivalidad, pedorro si se implica la localía–; y un reparto parejo desde el tercer puesto, donde se ubicaron alemanes y, con onda balcánica, bosnio-herzegovinos. ¿El resto? Disparates, posibles tapados y hastíos antifutboleros.

Ahora bien, ¿qué subyace detrás del arte del vaticinio deportivo? ¿Mera corazonada? ¿Simple ilusión de hincha? ¿O acaso hay información futbolera fría y objetiva que lleva a conocer la táctica defensiva de Argelia o a precisar cuántos futbolistas ecuatorianos juegan en alguna liga europea? Algo de todo eso, pero también, seguro, mucho de prejuicio: un mezcladito de supuestos socio-político-culturo-futbolero-musicales que lleva a difusos preconceptos. Así se infiere cierta cosa antisistema, casi punk, de fútbol nihilista, detrás de los votos para Irán. O se intuye sorna en los votos obtenidos por Suiza, más que fe en sus futbolistas (un saludo para el helvético presidente de la FIFA, Joseph Blatter, y a todo el poder financiero europeo en general).

Otro dato es el escaso peso en las urnas del americanismo rocker alter–latino: salvo votos con cierta “sensatez” deportiva para selecciones histéricamente fuertes y campeonas del continente como Brasil, Argentina o Uruguay, otros mundialistas latinoamericanos (Colombia, Chile u Honduras) no parecen cosechar simpatía: cero voto para ellos. Generan más empatía los africanos, ya que hubo pulgares arriba para Ghana, Costa de Marfil o Camerún (sí tuvo respaldo en plan afro-roots la entrañable Jamaica).

Y por supuesto, el voto bronca: el rocker, dado a pronosticar, no olvida el repudio al negocio, a los sponsors, a la mano negra (¡pegue, Diego, pegue!) y mete votos con carga de denuncia, como los de Tantra, Patricia Pietrafesa o Los Rusos Hijos de Puta. Incluso hasta con humoradas (véanse los votos cantados de Walas y Altocamet).

Lo importante: cuando llegue mayo y todos empiecen con las timbas y las apuestas (evítese la expresión españolista-peneana “polla”) sobre el Mundial 2014, gritalo bien fuerte: ¡el NO lo hizo primero! ¡Ar-gen-ti-na!