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Jueves, 8 de mayo de 2014

MUDHONEY Y METZ, MúSICA EN ESTADO PURO

Científicos del palo

La banda emblema de Sub Pop y el nuevo baluarte del imprescindible sello alternativo comparten escenario en Buenos Aires. Pero antes, se ceban hablando sobre pedales, técnicas de grabación y de montaje de sonido.

 Por Julio Nusdeo

Abril siempre resultó un mes de actividad extrema para Sub Pop. En 1988 significó la fecha de inicio de actividades en las primeras oficinas, no más que un monoambiente en el centro de Seattle. Ese mismo abril salió Touch Me I’m Sick, el primer simple de Mudhoney. De ahí que la misma fecha haya hermanado al sello y la banda. Para entonces habían pasado dos años del primer LP, Sub Pop 100, en el que su mentor Bruce Pavitt compiló temas de Wipers, Scratch Acid, Sonic Youth y Naked Raygun, entre otros, en una suerte de resumen panregional de Estados Unidos. Algo sucedía en Seattle en ese momento, y Pavitt lo percibía. Esta especie de hardcore lento, mugriento de distorsión, que grupos como Green River, Malfunkshun y Melvins estaban tocando. Fue Green River, banda de la que formaban parte Mark Arm y Steve Turner, junto con Jeff Ament y Stone Gossard (que formarían luego Mudhoney y Pearl Jam, respectivamente) la que decidió editar su segundo EP, Dry as a Bone, a través del sello de Pavitt. Debido a la falta de fondos, recién pudo concretarse al año siguiente. Un aporte de 20 mil dólares de Jonathan Poneman para la edición del primer simple de Soundgarden, Haunted Down, lo convirtió en socio de Pavitt y terminó de cerrar la intención de hacer de Sub Pop un sello estable.

Eso de la estabilidad es relativo, ya que tanto Pavitt como Poneman han comentado reiteradas veces la historia de que para mayo de 1988, un mes después de haberse instalado, estaban casi en bancarrota, rogando que no les cortaran el teléfono. Sobrevivían gracias a los escuetos cheques que llegaban de las diversas disquerías independientes de Estados Unidos, y el sentido del humor en medio de tales circunstancias resultó una de sus mejores herramientas y contribuyó a moldear el perfil de Sub Pop. En noviembre de ese año editaron Love Buzz, el primer sencillo de Nirvana, que fue la primera entrega del Club de Simples, una suscripción que permitía coleccionar los 7” del sello.

Influenciados por discográficas regionales como Motown o SST, Pavitt y Poneman estaban convencidos de que cada ciudad tenía una escena activa, pero debido a la falta de medios de comunicación en Estados Unidos, estas escenas no podían madurar. Fueron las fotos de Charles Peterson y las grabaciones “rápidas y baratas” de Jack Endino, que registró todos los trabajos del sello entre 1987 y 1989, y se convirtió en el generador del sonido Seattle, las que concretaron la idea central de Sub Pop y popularizaron el grunge como género musical de una generación.

En abril del año pasado Sub Pop cumplió “25 años yendo a la quiebra”. Montó tremendo festival en el distrito industrial de Seattle, con entrada gratuita, que apropiadamente llamó Silver Jubilee. Para promocionar la fecha, que ya por sus características había sido fogoneada por la prensa local, armó un video en el que se puede ver a Jack Endino, Kim Thayil (Soundgarden), Tad Doyle (TAD) y Mark Arm invitando a participar de tal “demostración pública de afecto”.

En abril de este año, los fundadores de Sub Pop vieron sus pisadas inmortalizadas en el concreto de la ciudad con la que tanto contribuyeron y anunciaron la apertura de un local en el aeropuerto de Seattle. Entre novedades, fichajes, lanzamientos y miscelaneas, Sub Pop informó del festival que traerá a Sudamérica, mucho más recatado que el Júbilo Plateado, pero con bandas de la talla de Mudhoney y METZ, cuyas entrevistas siguen a continuación.

Los padrinos mágicos

n“En algún lugar de mi mente digo ‘faaaaa, 26 años. ¿Cómo carajo pasó?’”, suelta Steve Turner, mitad risueño, mitad desconcertado. El guitarrista de Mudhoney resuelve con naturalidad: “La música es gran parte de mi vida y me encanta tocar la guitarra con estos tipos”. En los últimos años, Mudhoney tuvo que reflexionar y hablar acerca de su recorrido. Primero, para dar testimonio en el documental I’m Now (2012), y al año siguiente, por el 25º aniversario de la banda. “Todavía recuerdo una sensación algo confusa de tener una respuesta graciosa para la pregunta ‘¿Cómo se siente haber atravesado todo eso?’. Y simplemente se siente como lo que hago. Me siento afortunado de que todavía podamos seguir”, dice.

Luego de tremenda celebración de fans por los 25 años de Sub Pop –y de Mudhoney, claro–, Turner reflexiona: “Estoy vivo, mantengamos el amor en marcha”. No hay motivos para pensar que Mudhoney vaya a detenerse, porque a la edición de su noveno álbum de estudio, Vanishing Point (2013), le siguieron este año dos en vivo, lanzados con un mes de diferencia: Live at Third Man Records, en marzo, y On Top! KEXP Presents Mudhoney Live on Top of the Space Needle, editado en abril, para el Record Store Day. “Fueron oportunidades muy copadas. Tocar en la cima de la Space Needle se sintió como un documento increíble, fue una demencia. Para el disco de Third Man Records, ellos vienen haciendo esta serie de grabaciones en vivo, nos preguntaron si queríamos hacerlo y sonaba divertido, en especial porque iban a cortarlo en acetato. Por lo que es una edición sólo en vinilo.”

¿Sentís que los años modificaron en algo el tono de tu guitarra?

–No sé, todavía uso un montón de los mismos efectos y amplificadores. Tengo un sonido bastante reconocible, aunque creo que cambió un poco cuando empecé a usar la Guild de caja semihueca que toco ahora, en lugar de la Fender Mustang. Se volvió más oscura en cuanto a tono, más pesada. Pero no he cambiado tanto, me siguen gustando las viejas cajas de fuzz, el Big Muff.

¿Sigue siendo parte de tu actual setup en vivo?

–Totalmente. En ocasiones, algunas personas me han hecho copias, por lo que a veces uso cosas ligeramente diferentes, pero todos son básicamente un Big Muff. Mi favorito, que todavía uso, es el Mini Big Muff, de Electro Harmonix.

¿Suena distinto de los otros?

–Todos son distintos. Ese es el “problema” con el Big Muff: hay varias versiones, podés tener cincuenta y todos suenan diferente. El primero que tuve fue una versión de 1984, de la época en que dejaron de hacerlos. Y este Mini suena muy parecido a ese primer pedal.

¿Y Mark sigue con el Super Fuzz?

–Sí, parece ser capaz de manejarlo mejor que yo. No es para nada un pedal tranquilo. Creo que funciona mejor cuando Mark lo usa para marcar power chords.

Esa es la explicación del título de su primer EP, Superfuzz Bigmuff (1988), en donde Arm usaba el primero y Turner el segundo. En el documental I’m Now, que puede ubicarse fácilmente en la nube, Turner da detalles de cómo un cocinero de comida china le entregó su primer pedal de fuzz: un Univox Super Fuzz, que por volverse inmanejable tuvo que ceder a su compañero.

Esta visita a Buenos Aires será la tercera, y servirá para saborear los nuevos temas del tremendo Vanishing Point, un álbum que tiene tramos bien ruidosos en donde todos van juntos, como en Chardonnay, pero en el que también existen momentos como Slipping Away, que abre el disco, o What Do We Do with Neutral, donde se puede escuchar a Turner como un arreglador que suelta zumbidos eléctricos, con la precisión de un científico, sostenido por la columna vertebral de batería y bajo. “A esta altura, la manera en que generalmente grabamos es: primero, sacamos una buena pista de la sección rítmica, nos aseguramos de que la batería y el bajo vayan bien. De mi guitarra, elegimos una toma en vivo y luego agrego cosas. También experimentamos un poco; a mí me gusta ir de la guitarra directo a la consola pasando un fuzz. Te deshacés del amplificador y lo que escuchás es puramente el pedal y el preamp de la consola”, explica. “A veces boludeamos un rato y no estoy demasiado preocupado en lo que toco, sino en si está sonando de determinada manera. No planeo solos ni nada por el estilo, simplemente busco tener suerte en el estudio. Cuando me siento con suerte digo ‘creo que lo tengo’ y grabamos.”

Todos los integrantes de Mudhoney han estado involucrados en incontables proyectos musicales (el otrora bajista Matt Lukin fue miembro de Melvins, y el baterista Dan Peters estuvo en Nirvana y Screaming Trees). Ahora, mientras que Mark reformuló en estos meses dos grupos de su infancia, Mr. Epp & The Calculations y The Thrown Up, en uno llamado The Thrown Epps, Steve está con Phantom Ships, un nuevo proyecto que armó junto a Matt Brown en Portland, la ciudad donde vive. “Toco una guitarra de 12 cuerdas, todavía estamos descubriendo el camino, anoche ensayamos y es divertido. No grabamos nada todavía, pero vamos a hacerlo pronto.” Respecto de cómo suena este nuevo combo, Steve anticipa: “Por ahora suena bastante garagero, aunque si pienso en mis cosas favoritas de garage, la mayoría son bastante jangle-pop también, tipo The Byrds, una de mis bandas favoritas de todos los tiempos. Es buen lugar para comenzar. Además Matt es un tipo del indie rock de Carolina del Norte, criado en Merge Records. Tiene un punto de vista distinto del mío, pero juntos vamos muy bien”.

La bestia bebé

METZ es un trío canadiense. Hacen música punk, pero nada de ese imaginario colectivo en el que punk remite a algo sencillo se aplica. Lo de METZ tiene tanto ruido como precisión, sus instrumentos chillan electricidad, se apoyan en ritmos que fluyen directos y por momentos mutan a intrincadas repeticiones, explosiones sónicas y todo en altísima dosis de presión sonora. Después de algunos simples editados de manera independiente, en 2012 lanzaron su LP debut vía Sub Pop, y desde entonces desperdigaron su eufórico set y ganaron exultantes reseñas. El cantante y guitarrista Alex Edkins contestó por mail las cosas que el NO se devanaba los sesos por conocer.

Se mudaron de Ottawa a Toronto, ¿qué podés decir de ambas escenas? ¿Sería justo decir que Toronto se mostró más atraída por su sonido?

–Me encantan las dos ciudades y las dos tienen escenas musicales increíbles. Entre 1997 y 2007 la escena punk/hardcore en Ottawa era muy activa. Fue entonces cuando me enamoré de la música y me involucré en tocar en bandas. Conocí a Hayden (Menzies, baterista) y empecé METZ antes de mudarnos a Toronto. Me mudé para estar con mi novia (ahora esposa), y musicalmente era un lugar muy diferente: mucho más grande, y tenía una comunidad de música mucho más diversa y variada. No parecía haber alguien más que hiciera música como METZ en aquel momento, y creo que eso nos ayudó a llamar la atención. Ahora vemos la ciudad como nuestro hogar y estamos muy orgullosos de ser parte de tan inspirador grupo de músicos.

En otra entrevista dijiste que se ligaron a Sub Pop simplemente por mandar un demo. ¿Cómo ocurrió en verdad?

–¡Es cierto! Estábamos muy cerca de terminar nuestro disco y enviamos un par de canciones a personas de Sub Pop. Su respuesta fue muy positiva; tres meses después firmamos un contrato. También, previo a eso, tocamos algunas veces con Mudhoney y Obits, y probablemente tuvo bastante que ver.

Han pasado casi dos años desde el lanzamiento de su LP debut, ¿están con material nuevo? ¿Cómo trabajan el proceso de armar canciones?

–Sí, estamos trabajando en nuevas canciones para el LP. El año pasado giramos durante trece meses sin parar y dimos cerca de 200 shows. Tomamos un descanso en Navidad y desde entonces hemos estado trabajando en música nueva. Es muy emocionante, diría que estamos a mitad de camino de terminar. Estuvimos en la sala, trabajando colectivamente, y haciendo un montón de trabajo en casa por separado, también.

Muchas veces METZ recibió comparaciones con bandas estridentes e incendiarias como The Jesus Lizard o Big Black, sólo que ustedes van sin la Roland TR-606 que Albini solía usar. ¿Hay algún lugar para la electrónica en la paleta de sonido de METZ?

–Sí. Peeero, todavía estamos descifrando dónde dibujamos el límite. Yo no esperaría en el corto plazo un álbum que suene a Kraftwerk, por caso.

¿Tenés algún pedal favorito? ¿Cuántas distorsiones usás en vivo?

–No me gusta depender de muchos pedales o efectos. Creo que el sonido que sacás tiene más que ver con la manera de tocar el instrumento que con lo que le pongas encima. A nosotros nos gusta darles duro y poner los amplificadores al palo. De esa manera, si la línea aérea pierde tus cosas, aún podés tocar y sonar igual. Habiendo dicho esto, amo la distorsión del Turbo RAT. La uso casi todo el tiempo. Además, mi mujer me regaló un pedal de fuzz realmente genial, llamado Big Eye, ¡que suena tremendo!

¿Qué tipo de delay usás? ¿Disfrutás probando tonos diferentes?

–Uso un BOSS DD-5 y un Line6 DL4 Delay Modeler. Muy básicos y fáciles de usar. En el estudio me encanta experimentar con tonos. En el último disco, usamos un Roland Space Echo un montón.

¿Era Hayden cortando su platillo en la foto que compartieron en Twitter?

–Sí, siempre está rompiendo platos. Si cortás alrededor del quiebre, a veces podés salvarlo y hacerlo sonar bien.

–Están muy involucrados en la ética DIY, ¿conocen algo de la escena DIY sudamericana?

–Lamentablemente no estoy al tanto de la mayoría de la música en Sudamérica. Si tienen alguna recomendación, soy todo oídos. ¿Cuenta si digo Los Crudos? Estoy bromeando.

* Domingo 11 en Niceto Club, Niceto Vega 5510. A las 21.

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