Jueves, 17 de julio de 2014 | Hoy
SEñORITA CAROLINA SIENTE EL LATIDO EN LA BOCA
El maduro y seguro cuarto CD de Carolina Pacheco (y amigos) se destaca por su marcada nocturnidad.
Por Julia González
Casi siempre sucede que al terminar un disco, un libro, un cuadro o ese objeto de trabajo cuyo proceso quita el sueño al artista, se siente que no llegará otro mejor. Es la obra definitiva. El presente propone ese trabajo acabado y ningún otro podrá superarlo. Entonces se detiene la búsqueda, aunque sea por un momento. Y así llega de nuevo la indagación interior del artista y se vuelve a la pluma, a los pinceles, a la guitarra. Tal vez eso pasó con Señorita Carolina, quien creyó que con el anterior disco, Más filoso, había colgado la guitarra en la mejor de sus producciones. Pero no, porque llegó El latido en la boca, donde se encienden ritmos electrónicos, bailables, con letras llenas de seguridad y madurez.
“Siempre pasa con lo último que hiciste, que es de lo que estás más enamorada; con este disco todavía estoy re cebada y me parece perfecto como es. Con los anteriores me pasaba pero con los meses le iba encontrando boludeces, ‘acá desafiné, esto se podría haber grabado de otra manera’. Esta vez no filtro ni juzgo, me parece que estoy más grande también”, reconoce la cantautora Carolina Pacheco.
El latido en la boca tiene que ver con el decir y también con el ritmo. Unos bombos en distintos tempos presentes a lo largo del disco así lo manifiestan. “Este disco me pareció que tenía que ver con el decir, con la palabra; y con el ritmo, con la tierra”, dice y lo compara con la noche cuyo pulso va marcando, a diferencia del disco anterior, que propiciaba un ambiente de nubarrones por la mañana. En Sábado, Carolina cuenta la historia de un pibe o una piba que patea Villa Martelli y mientras describe un paisaje de barrio, piensa en Cromañón. “Es re denso ese tema pero no me censuré. Quería cantarlo de determinada manera pero lo pensás mil veces y ponés un montón de filtros. Me parece que ese filtro lo empecé a sacar y me importó un carajo. Digo ‘bueno, me salió así’. A Sábado la escucho, se me pone la piel de gallina, y aun así no sé muy bien qué quise decir, si es una canción pesimista u optimista, pero algo pasa”, dice.
En su cuarto trabajo, Pacheco se dio el gusto de invitar a sus amigos para que participen en la grabación. Se reunieron también músicos con los que toca, como Miss Bolivia; María Pien, con quien grabó un disco, y Leo Acevedo, con quien componen el dúo popero Nikola en homenaje a Tesla. “Me pareció natural que aparecieran mis amigos, que me los cruzo en otras instancias, no en un show, ponele. Me pasó con Lisandro Etala en el tema Ven a mí, que cuando fui armando la canción se me venía su voz a la cabeza. Y cuando la cantó me cerró por todos lados”, cuenta Carolina. Con Flor de tilo el proceso fue similar, ya que pensaba en una guitarra que sí o sí tenía que ser la de Fernando Kabusacki, pero no se animaba a encararlo hasta que se lo cruzó algunas veces y entró en confianza. “Estoy re contenta de que todos ellos hayan estado. No lo digo de demagoga, pero estoy aprendiendo a compartir más, a funcionar más y a crear con los otros”, expresa. Loli Molina y Bárbara Gilles cierran el círculo de amigos que pasaron por el estudio esos días en los que Carolina les cocinaba cosas ricas para el mate.
¿Y cómo se te ocurrió incluir elementos electrónicos en la composición?
–No recuerdo haberlo hablado con Alejandro Pugliese, productor y mi pareja, no recuerdo que lo hayamos blanqueado pero sí en la música que escuchamos hay muchos elementos. Yo soy muy fan de Radiohead, ¿cómo no voy a querer incluir tecno? Me encantan Muse y Björk, que la escucho desde los catorce. Me pareció raro, me pregunté cómo no lo había hecho antes. Tampoco tenía las herramientas, yo no manejo la tecnología, recién ahora estoy empezando a entender dónde se enchufa qué, cómo suena tal cosa y tal otra. También tengo músicos acordes, Tomy Lucadamo toca batería electrónica; Ale Pugliese hace rato que programa y lo hablamos: ‘Programá, hace todo lo que quieras, después vemos’. Y quedó todo tal cual se programó.
* Sábado 26 en Casa Brandon, Luis María Drago 236. A las 22.
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