Jue 31.07.2014
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BILLORDO SE ENTREGA A LA AVENTURA FELICIDAD

“Toda la base que preservó al rock es indie”

El trovador indie punk llega desenchufado a la media docena de discos, encara su 22ª gira nacional y publica su 15º video, aunque ya sin banda.

› Por Juan Barberis

“Por suerte vivo un momento positivo, cambié mi forma de ver muchas cosas. Estoy bien sin ironías”, dice Diego Billordo, quien a su último disco, el sexto en su cuenta personal, lo bautizó Aventura felicidad. Al borde de los 40, este eterno militante de la independencia y la autogestión parece haber empezado a purgar algunos dolores permanentes. Después de varias temporadas de ruido y distorsión, en esa especie de loop sostenido de giras precarias y música ligera en que consiste su vida hace 14 años, Billordo ofrece ahora el álbum más breve, liviano y luminoso de su carrera. “Me interesa provocar felicidad, ése es mi actual mensaje.”

Inspirado en discos de artistas como Beck, Daniel Johnston, Neil Young, Moldy Peaches y Elliott Smith, Aventura felicidad es algo así como un viaje al living de Billordo, al estado más primitivo de sus canciones, donde todo ese desaliño distorsionado ahora se traduce mansamente en lapsos cálidos y acústicos, sin rastros de guitarras eléctricas, bajos ni baterías. “Tengo 59 canciones editadas y la mayoría nacieron en un sillón o cama con una criolla o la eléctrica sin enchufar. Siempre componía así y luego me imaginaba a la banda con los arreglos, los coros”, explica Diego. “Pero ahora me cansé de imaginar eso, porque nunca tuve una banda fija durante mucho tiempo. Sin paciencia, ni plata y sin éxito es casi imposible mantener una banda. Entonces ahora decidí ser más yo. En sí, siempre este proyecto fue encarado así, todo desde mí y con mi empuje.”

No hace falta aclararlo: Billordo sigue siendo Billordo, aun cuando el contexto ostente cambios sustanciales. Canciones como Pequeña exploradora o Tenue luz son piezas de amor a su medida, mezcla de sensibilidad adolescente con raptos de humor absurdo. “Está la idea de la casa, los amigos, la familia, el amor, la gente que querés. El poder compartir lo que siento era lo más importante”, acota. En cambio, otras como La Copa del Mundo es del indie rock (cuyo videoclip ilustrado estrenó hace unas semanas) retoman su manifiesto habitual, donde en un par de líneas el cantante recurre a la analogía futbolera para pintar su propia cruzada artística: “Se puede perder, se puede ganar, pero nunca abandonar”, repite con su voz grave y patinosa, acompañado tan sólo de una guitarra y unas percusiones ligeras.

“En los ‘90 decían que el indie no existía, o inclusive en plena época de Nirvana estaban todos tecno. Llegó el 2000 y el mainstream se puso pop, pero toda la base que preservó el rock como rock es indie”, argumenta, como reclamando el podio. “En Argentina todo lo más llamativo y lo que más ruido hizo en los últimos diez años vino de este género y esta onda.”

Billordo almacena 22 giras por todo el suelo nacional, en un trayecto que desde hace más de una década lo ubica a contramano del circuito habitual, casi sin shows en Capital Federal y sin rotación en radios y TV. Esa dirección, la difícil, la que toma Billordo, no es sólo una decisión política sino también un recurso. “Siempre me fue mejor en el interior, y Buenos Aires es muy de guetos, eso es histórico, y nunca entré en ninguno. Hay gente de la movida que ni sabe que existo a pesar de los 6 discos, 15 videos y 600 fechas”, enumera Diego, y apura un diagnóstico de la escena local: “Hay mucha solemnidad y dedo que señala. Nada puede asustar o salirse de la línea. Si arriesgás, fuiste. Enseguida te acusan de Pomelo, quieras o no quieras ser humorístico”.

Con su formato más práctico y maleable, Diego Billordo logró aún más capacidad de acción, duplicando casi su propia marca de shows anuales, que a fines de 2014 llegará a 60. Esta versión de trovador indie-folk ilustra ahora su trance más amable y esperanzador. “Del otro lado, por más under que sea, hay gente que me escucha. Y si bien no transo por eso con la música que hago, sí me importan los que están y les gusta lo mío. Los quiero”, dice Billordo, con felicidad. “Pero hay que vivirlo como lo estoy viviendo y seguir para adelante, porque en el under cuando parás, desaparecés.”

* Sábado 1º en Rocker Bar, Rodríguez Peña 1027, a las 22. Y domingo 2 en Il Amichi Bar, Sarmiento 1618, San Miguel, a las 22.

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