JULIáN DELLA PAOLERA PRESENTA OK PIRáMIDES
› Por Santiago Rial Ungaro
g“Pequeño Juli blues, Pequeño Juli soul, Pequeño Juli bass: el ataúd del rock & roll.” Aunque apenas se distingue entre las guitarras psicodélicas del primer tema del debut de OK Pirámides, la voz de Julián della Paolera apela a lo autorreferencial, al mejor estilo blusero: “Creo que cuando uno habla de sí mismo en tercera persona es porque está loco. Y en ese momento todo cuajaba”, confiesa Julián, a quien por cierto se lo ve muy saludable. Por ahí deambula, embarazada y próxima a dar a luz a su hijo, Sofía Gala, su esposa, y resulta imposible no interpretar esa instancia familiar con la sobriedad del ex Victoria Mil, uno de los más elegantes habitués del lado salvaje de su generación. “Estoy mejor que en otras épocas, por eso digo que es una suerte que el disco haya quedado plasmado: estábamos completamente chiflados, en general no se sostiene el nivel de chifladura que teníamos. Así que estoy muy agradecido de que lo hayamos terminado”, dice sobre el CD epónimo producido por Leonardo Ramella (Emisor).
Acompañado por un supergrupo pop integrado por Fernando Caloia en batería y Nico Ríspico en bajo (ambos ex Turf) y Gonzo Campos (ex Los Látigos) en guitarra, más el aporte de la base de Babasónicos (Panza y Tuta) en un par de temas, OK Pirámides es el disco más rockero que haya facturado Della Paolera hasta la fecha: “Este es mi disco. Victoria Mil era una colaboración, capaz que lo sentía como mío, pero cada uno traía sus canciones y sus influencias, creo que eso era lo bueno. Esta es la primera vez que me tengo que parar en el medio y estar cerca del micrófono en todos los temas”.
Arengadores y naturales gritos pasados por delays, riffs infecciosos con su sello, rimas surrealistas y buenas canciones, con melodías tintineantes y letras que hablan de un “suicidio artesanal”, de unas vacaciones tóxicas y melomaníacas y de la capacidad de mantener la propia velocidad de los que nunca se aburren. Todo eso se escucha entre las quince canciones del disco. Temazos como Cierta frialdad, Vas derecho y Un año nuevo sorprenden tanto por su calidad como por su mezcla poco convencional. OK Pirámides es un grupo de rock experimental; y por ahí suena The Howling Hex (la banda de Neil Hagerty, ex Pussy Galore y Royal Trux), dando una pista de los excéntricos y exquisitos gustos de Julián: “En la mezcla quisimos lograr un sonido más rock, que las voces sean un instrumento más, no algo melódico arriba. Esa parte del rock & roll es una influencia nueva: con Victoria siempre fuimos un grupo que buscaba escapar a eso, siempre éramos post-rock. Si era rock, estábamos fuera del roll, siempre le esquivábamos a eso”.
Lo que transmite Julián ya no es sólo la jactancia de confiar en su originalidad sino la confianza que le brinda una banda que suena menos lánguida y bastante más contundente que Victoria Mil. “El show en vivo está re bueno, creo que la propuesta es excitante: me gusta que el disco tenga psicodelia, rock & roll, punk, funk, dub y a la vez mantenga cierta coherencia. Igual creo que este disco fue tan maratónico que el próximo va a ser muy distinto”, dice recordando que grabó bases en Circo Beat y siguió produciéndolo junto a su amigo Ramella en Adrogué.
Siguiendo cierta ética del capricho, el también ex La Nueva Flor no parece tener intención de sumarse a ninguna movida: a años luz (o blues) de las bandas de música pop con las que solía tocar con Victoria Mil, OK Pirámides ofrece algo diferente. “Creo que estamos en una era que está llena de celos y mediocridad, pero somos conscientes de que todo es cualquier cosa. Yo no tengo miedo de mostrarme ante nadie porque somos un grupo de rock de verdad. Creo que el rock & roll también tiene que ver con cierta cosa de autenticidad, más allá del género. Me hace bien que haya un montón de gente a la que le gusta, y también no estar dado vuelta. Antes capaz que estaba tan dado vuelta que después me pasaba tres días preguntándole a todo el mundo si había estado bueno. Para mí lo mejor del disco es que es bastante natural, no suena nada forzado. Creo que se nota nuestro agradecimiento y nuestra pasión por la música. Yo siempre creí que escuchar música es una parte importante de hacerla. Y lo que a mí me pasa es que quiero escuchar una determinada música y la tengo que hacer yo: OK Pirámides es un grupo que corre riesgos.”
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