LOS FUTUROS #15: BISHOP NEHRU
› Por Lucas Garófalo
Markel Scott nació hace 18 años en Nanuet, un pequeño poblado de 20 mil personas en las afueras de Nueva York, lejos de las luces, el ruido y las historias que caracterizan a la ciudad. Pasó su infancia junto a su madre y su tía, dos fanáticas del rap estadounidense de los ‘90, y si bien él también disfrutaba de Nas, Tupac y Wu-Tang Clan, a los 7 ya prefería a MF DOOM, un enigmático artista de hip hop que no suele aparecer en público y se esconde siempre detrás de una máscara, y que conoció gracias a su primo. Así era Markel con sus intereses y consumos culturales: una esponja. Si algo le gustaba, investigaba a fondo y lo ponía en práctica. A los 13 ya grababa sus tracks de jazz e instrumentales de hip hop, además de incursionar en la meditación y estudiar el hinduismo. A los 15 leyó un tweet del rapero Tyler The Creator que incentivaba a los chicos a escribir una lista de sueños en la última página del cuaderno de la escuela, para ir tachando a medida que se cumplieran. “Hacer un disco con MF DOOM”, anotó.
Entonces eligió un nombre de fantasía (Bishop Nehru, una mezcla entre Bishop, el personaje que Tupac interpretó en la película Juice, y Jawaharlal Nehru, ex primer ministro de la India en la época de Ghandi) y lanzó su carrera artística. Googleó “cómo editar un video casero” y se filmó en el sillón de su casa, rapeando durante un minuto sobre el beat de un tema de Mos Def. Lo subió a YouTube y lo posteó en un foro de hip hop. Es fácil imaginar qué pasó. La naturalidad con la que Markel escupía las palabras era tan inusual para un rapero de su edad que rápidamente las miradas se posaron sobre él. En menos de dos años firmó contrato con el sello de Nas, salió de gira como soporte de Wu-Tang Clan y grabó un disco con MF DOOM. “Increíblemente ya taché casi todo lo que había anotado en mi cuaderno”, le dijo este pichón de estrella a TheSource.com.
Sin embargo, no se marea. Mientras los enviados de sellos más grandes empiezan a buitrear a su alrededor, él repite que sólo trabajaría para una compañía que le permitiera conservar el control artístico de su obra completamente. NehruvianDOOM, el disco que editó el mes pasado junto a su ídolo, es casi una declaración de principios en ese sentido: colaborar con un ermitaño enmascarado no parece ser la mejor estrategia de marketing. Pero mirar de cerca cómo trabaja un personaje legendario es sin dudas la mejor manera de aprender un oficio. Y Bishop Nehru aprende rapidísimo.
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