HéCTOR CASTILLO, INGENIERO Y PRODUCTOR EMBLEMA DE LA REGIóN
El maquillador de Ahí vamos y Fuerza natural y colaborador de Björk, Bowie y Beck trabajó con bandas locales.
› Por Yumber Vera Rojas
La última vez que Héctor Castillo pisó Buenos Aires fue para hacerse cargo, en 2009, de la producción de Fuerza natural, el álbum final de estudio de Gustavo Cerati. “Si bien trato de no escuchar los discos en los que participé, ése en particular me costaría hacerlo en esta época”, afirma quien también grabó y mezcló Ahí vamos, del ex Soda Stereo. “Gustavo hace mucha falta. Lo doloroso de su partida fue que pareció que murió dos veces. Cuando se enteraron de la noticia, gente del circuito angloparlante con la que trabajo me llamaron o me escribieron. Es que tuvo resonancia mundial”, dice. Ahora, el ingeniero de sonido, productor y músico venezolano regresó al país de la mano de Converse Rubber Tracks, plataforma musical desarrollada a nivel global por la marca de zapatillas, que les permite a noveles grupos y solistas grabar sin costo en un estudio profesional. “Todo el material les queda a los artistas”, subraya. “Esta fue una movida creada por Converse a manera de retribución a los músicos por ayudarle a sobrevivir.”
Después de internarse una semana en el estudio El Pie con siete artistas argentinos, escogidos mediante un concurso que organizó la marca que tiene en el modelo Chuck Taylor uno de los iconos de la cultura rock, Castillo se llevó una impresión saludable de la escena local. “La selección fue muy variada. Hubo desde garage y folk, hasta propuestas influidas por Spinetta. Y lo que escuché no estaba crudo”, afirma este ganador del Grammy Latino en dos ocasiones. En el muestreo destacaron exponentes como Coco, el entrerriano Pol Nada y los platenses Mes de Mayo. “Debido a que viajé con este proyecto a varios países, en los que recibí un montón de bandas, y a que tengo la perspectiva de haberlo hecho en el estudio que construyó Converse en Brooklyn, me di cuenta de que los artistas argentinos que pasaron por El Pie estaban muy preparados. No sólo noté que ensayan mucho, sino que tenían claro qué querían llevarse de la experiencia.”
Desde su estreno, en 2011, Converse Rubber Tracks supo interpretar y adaptarse conceptualmente al auge del indie en todo el mundo. “El indie está para quedarse”, opina Castillo. “Si te ponés a ver, hay más música, artistas y festivales que nunca. Así que no entiendo a los que tienen una lectura negativa sobre esta época. ¿Qué es lo que está en crisis? ¿La industria? ¿Los sellos? Es más real lo que sucede hoy. Antes un disco no lo podías escuchar a priori. Te lo vendían como lo mejor, y de pronto llegabas a tu casa, lo ponías y sólo te gustaba el single promocional. Eso no volverá a pasar y lo veo de manera positiva. Internet niveló un poquito el juego. Si bien las disqueras no desaparecerán, se enfocarán en grandes artistas pop y en celebridades.”
Pese a que cada vez es más fácil grabar una canción, el tweaker caribeño sostiene que su fuente de trabajo no corre riesgo: “Sigo haciendo discos, y no creo que pare. Las circunstancias en las que los hago son distintas, y los presupuestos no son los mismos, pero el interés por hacer música y consumirla no se detendrá”.
Aunque su trayectoria hizo hincapié en el indie, el caraqueño se dio a conocer por su labor en la mezcla, ingeniería de sonido y producción de álbumes de David Bowie, Roger Waters, Lou Reed, Björk y Rufus Wainwright. “Es un mito que te convoquen por tu destreza técnica. Te buscan por tu parte humana, por esa psicología que permite que las sesiones grandes, donde hay muchos músicos, avancen rápido”, explica este talento latino radicado en Nueva York, cuyo estilo de producción alude a lo conceptual. “Nadie quiere pasar el día con un fan, sobre todo si estás trabajando. Tienes que respetar el momento. No obstante, si bien nunca le hice una pregunta a Bowie, cuando habla tengo la oreja parada.”
Castillo, quien es uno de los productores venezolanos más cotizados, junto a Andrés Levin y Arca, descubrió sus dotes en el estudio mientras desarrollaba su carrera como músico: “Me di cuenta de que no sólo me gustaba, sino que lo entendía con facilidad. Me concentré mucho tiempo en eso y al dedicarme a la producción até el rol de técnico con el de músico”. En 2010 volvió al ruedo como músico al formar con el argentino Didi Gutman, de Brazilian Girls, el tándem Masa, que en noviembre presentará en Buenos Aires su inminente ópera prima. “Somos una buena dosis de pop y ruido”, describe el artífice que en 2012 trabajó junto a Beck en Rework, álbum de remixes de Philip Glass. “Luego de que Brazilian Girls, del cual fui productor, entró en un hiato, Didi me mostró sus temas nuevos. Como vi que necesitaban un hogar, lo animé a que cantara, y así surgió la idea de Masa, en el que me encargo de la parte electrónica.”
La aparición del disco debut del dúo, titulado igual que éste, coincidirá con los 20 años de La violó, la mató y la picó, único álbum de Dermis Tatú, el último proyecto grupal del venezolano, que fue grabado en Buenos Aires, y al que se le considera uno de los mejores discos del rock latino. “Siempre me llegan comentarios sobre lo influyente que fue”, señala el otrora bajista del trío. “Cuando lo escucho, me suena actual y honesto. Era indie, se mantuvo en cierta oscuridad, y Buenos Aires fluye en él.”
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