Jueves, 24 de marzo de 2016 | Hoy
LOS NUEVOS MONSTRUOS
El trío más rápido del Oeste viaja en su pop rock cancionero.
Por Juan Barberis
Desde finales de 2014, las cosas para Los Nuevos Monstruos se volvieron definitivamente vertiginosas. “Creo que todavía no pegué un ojo desde aquel momento”, dice el cantante Federico Arce una tarde de marzo en la sala de la banda en Caballito. Después de ganar el concurso Camino a Abbey Road –donde un jurado compuesto por Walas, Zeta Bosio, Richard Coleman y Juanchi Baleirón los eligió entre un puñado de finalistas–, el trío de Ramos Mejía nacido en 2008 acumuló buen número de hitos: viajaron a Londres para grabar su segundo disco en Abbey Road, tocaron en Lollapalooza, telonearon a Ringo Starr, cerraron Ciudad Emergente, tocaron en Cosquín Rock y en mayo de este año emprenderán su primera gira internacional rumbo a México. Como dice el bajista Alejo Lecuona, “los motores empezaron a andar mucho más rápido”.
Los integrantes de Los Nuevos Monstruos se conocieron en los recreos del colegio Escuela Argentina del Oeste, de Ramos Mejía, y al tiempo alquilaron unas horas en una sala para empezar a probar canciones. “Veníamos de proyectos que no estaban terminando de cumplir con lo que buscábamos. Nos interesaba respetar la urgencia a la hora de crear, de dar un mensaje que fuera fresco y orgánico”, dice Arce. Junto a Lecuona y Francisco Tursi en batería –hoy reemplazado por su hermano Fabricio–, empezaron a componer a velocidad récord: en poco tiempo acumularon 40 canciones, de las cuales 11 decantaron en Los chicos hasta el fin, su primer disco, publicado en 2013.
Entre la languidez guitarrera y el beat chispeante, esas composiciones ya mostraban un fuerte gusto por la melodía y el formato canción, vestidas con teclados, pianos y vientos y arrastradas por la garganta rasposa y apretada de Arce, que construía escenas mínimas o reflexiones trasnochadas. “Si bien hay influencias como Wilco o Babasónicos, nos interesa tomar los mapas que fueron dejando otros artistas para hacer nuestro camino”, dice el cantante. “Creemos que hay que ser auténticos y sinceros con lo que uno dice y quiere.”
Su último disco, Acto de fe, grabado en la inquietante Sala 2 de Abbey Road, supone una más sólida y atractiva síntesis que su debut y simboliza el clímax de una banda ascendente que de repente se sumerge en un viaje imprevisto, mezcla de fortuna y golpe certero. “Hay tantas bandas que tenés que destacarte de algún modo, hay que esforzarse mucho y tratar de no conformarse”, reflexiona Federico Arce. “Por eso le pusimos Acto de fe: en el ser músico hay un proceso de aceptación, frustración y reinterpretación constante de uno mismo. Por suerte sabemos muy bien lo que queremos y estamos decididos a seguir en esto como sea.”
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