Jueves, 31 de marzo de 2016 | Hoy
UNA NUEVA POMPEYA
Terremoto en el 62, volcán en el 79, turistas en 2016.
Por Lucas Kuperman
Pompei, Pompeya, Pompeii; diferentes formas de llamar a la ciudad que formó parte de la Antigua Roma y cuyas excavaciones son monumento nacional y Patrimonio de la Humanidad, según la declaró UNESCO en 1997 y pese a que hace algunos años amenazó con quitarle el privilegio aduciendo que no estaba lo suficientemente cuidada. Fue descubierta en 1748, sumergida en espesas capas de cuatro a seis metros de ceniza volcánica. En el año 62, un terremoto causó graves daños allí y en ciudades cercanas. Pero fue la erupción del año 79 la que la sepultó. No fue la única ciudad que sufrió las consecuencias del Vesubio: Herculano, Estabia y Torre Annunziata también quedaron destruidas.
Caminar por las rocosas calles de Pompeya es un flash: la antigua ciudad quedó paralizada en el tiempo (por la cantidad de ceniza, muchos edificios se conservaron en un estado sorprendente), lo que hace fluir la imaginación al pensar cómo se vivía en aquella época. La Puerta Marina, el Foro, los Templos, las Termas, el Teatro Grande, el Piccolo y el gran Anfiteatro (donde Pink Floyd desplegó su psicodelia en 1972) y hasta el Lupanare, un prostíbulo antiguo con camas de piedra adornadas con números para que los clientes eligieran dónde pasar el buen rato, son testimonios de aquella civilización.
Si bien la erupción del Vesubio tomó desprevenidos a muchos habitantes, que se vieron rápidamente envueltos en cenizas (todavía se ven esculturas de los cuerpos sin vida), se cree que los movimientos sísmicos anteriores a la explosión previnieron a algunos, que lograron escapar.
Quizás ésas fueron algunas de las cosas que llamaron la atención de los ingleses Bastille al dedicarle a esta ciudad su hit Pompeii, que tiene más de 300 millones de reproducciones en YouTube. Es que Pompeya guarda historias en cada recoveco, incluso entre sus guías. Giuseppe Manfredi, un napolitano de 84 años, la conoce lunga. Fue guía al igual que su padre y su abuelo. Y si bien está retirado, sigue yendo a visitar las excavaciones porque son parte de su vida. Siente tanto a Pompeya como a su Nápoles natal. De hecho, fue jugador y al igual que Maradona usaba la 10. Se ríe si se le da a elegir entre el Diego e Higuaín. Le encanta esparcir su conocimiento sobre las ruinas y vive para ello. Con su mezcla de espa-italia-ñol explica todo sobre el lugar y sus historias. Esas que hacen de Pompeya un lugar increíble para conocer.
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