Jueves, 7 de febrero de 2008 | Hoy
LA BANDA QUE NUNCA VAS A ESCUCHAR
Por Javier Aguirre
En tiempos de grandes negocios en torno de la música, sponsors todopoderosos y cada vez menos espíritu antisistema, el rock indie a veces brinda ejemplos de que no todo está perdido: “Preferimos tocar en un basural para un público de ratas y gusanos, antes que transar con el sistema y llevar nuestra música a un teatro con baños limpios y buena acústica”. Esa declaración de principios pertenece a los No Trans, la banda de reggaetón de Banfield que esgrime su voluntad de hacer su camino “sin transar con nadie, ni siquiera con los sonidistas, los vendedores de instrumentos o los plomos, que son los primeros caretas de la cadena del rock”, según acusa el hosco vocalista del combo, Don Wilson.
Sus detractores los acusan de que si no transan, es porque nadie les ofrece nada a cambio. “Transar es como el sexo no partusero: una cuestión de dos”, grafica un reconocido empresario del rock con pedido de captura, que dispara: “Si hay alguien que no tiene chance alguna de transar, es una banda under sin un solo fan”. Sin embargo, a pesar de su corta carrera –se formaron en 2006, justo cuando la palabra “reggaetón” fue pronunciada por primera vez en Banfield–, los No Trans ya tuvieron que enfrentar un debate ético real, cuando desistieron de tocar en el Aspirina Fest cuando se enteraron de que el contrato les exigía no consumir paracetamol, ibuprofeno, ni ningún otro analgésico por vía oral, episodio que causó tanto revuelo en la escena reggaetón local como en la Facultad de Farmacia y Bioquímica. No fue la única ocasión en que los No Trans debieron resistir la tentación de transar: hace apenas unos días, un multipremiado productor que vive en Los Angeles ofreció grabarles un disco con la condición de que echaran al bajista, reemplazaran al baterista, ensayaran tangos en japonés, compusieran 200 temas nuevos antes de la siguiente reunión, contrataran a cinco chicas que hagan palmas, y que el cantante se hiciera una vasectomía. “Estuvimos a punto de agarrar, pero odiamos las palmas”, revela Don Wilson, con sus testículos intactos.
* Cualquier parecido con la realidad, demuestra que los caminos del rock no son lo que vos pensabas, no son lo que vos creías, no son lo que imaginabas.
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