1No olvidar que pasaron diez años del Episodio I. Así que la cosa es más fácil: ya no hay un maestro, un aprendiz y el malo que es un niño bueno, uf. Sólo hay un maestro llamado Owi Wan Kenobi, y un aprendiz rebelde llamado Anakin, que en el futuro armará su propio grupo y saldrá de gira bajo el nombre de Darth Vader.

2 Estar atentos a los homenajes dentro del mundo de la ciencia ficción. La ciudad capital –y su biblioteca– recuerdan a Trantor, la capital del Imperio imaginado por Isaac Asimov (la saga Fundación e Imperio es de lectura obligatoria, amigos/as). El tráfico y la persecución recuerdan a Blade Runner. Y siguen las firmas.

3 Restarle importancia al vestuario de Amidala, que estaba mucho más sobria y elegante cuando era reina. Ahora, como senadora refugiada, es más bien una especie de hippy new age con más cambio de vestuario que las modelos de Giordano.

4 Prohibido reírse ante el sufrimiento de Anakin en sueños. Escena que algún editor pirata utilizará –convenientemente doblada– para sugerir que el joven se masturba pensando en la esquiva Amidala.

5
Recordar que cuando Anakin vaya en busca de su madre, estará en realidad regresando al paisaje iniciático de La guerra de las galaxias: el desierto de Tatoonie, donde comenzó todo, allá por 1977.

6
Dejarse entusiasmar con un relato que por momentos hace realmente honor al ballet espacial de Flash Gordon y sucedáneos, como en las aventuras de Ewan Mac Gregor en el planeta de los clones o el devenir de R2D2 y C3PO luchando contra el sistema.

7
Reconocer el humor que habita en este Episodio II, que se permite
homenajear/parodiar a Gladiador con la escena del circo romano, y está lleno de frases autorreferenciales como cuando Obi Wan reprende a su aprendiz diciéndole: “Algún día me vas a matar”. Algo que sucederá –ya sucedió– en aquel film con el que comenzó todo. ¿Se entiende?

8 Prestar atención a los colores de los láseres de los Jedi: verde para los buenos, rojo para los malos, azul para los aprendices y uno púrpura muy especial.

9 Disfrutar con la revelación de los otrora pacíficos Jedi como capaces de ir a la batalla, y con la aparición de aquellos guerreros de plástica armadura blanca que tanta pantalla robaron al lado de Harrison Ford. Sólo
falta el casco del bueno de Vader, y estamos todos...

10
Preparar las manos para el aplauso cuando Yoda demuestre por
qué es el Jedi más Jedi de todos. ¡Tiembla Karadagian!