La comunidad stone argentina –no sólo la rolinga– se mueve por detrás de las últimas tendencias en, por ejemplo, música, ropa, o formas de hablar. Se trata de un fenómeno omnipresente, capaz de emerger en los lugares menos pensados. María Julia Oliván proyecta definir esa identidad en el documental Patria Stone, cuyo estreno se espera para fin de año. La actual Argentinos por su nombre confiesa que en algún momento del rodaje se preguntó si no era algo antiguo: “Me di cuenta de que no; en Museo Rock, en Flores, todos los sábados se sigue haciendo el concurso de Mick Jagger, y está lleno de gente. No se da sólo en Capital, hay bandas muy buenas en el interior como Perro Ciego en Salta o Los Hienas en Bariloche. No pasa en Inglaterra, pero sí acá. ¿Por qué? Todavía no lo sé”. Si bien dice que no son el único lugar donde se manifiesta, Oliván habla de la relación entre los barrios y la movida stone: “La cultura stone está en los barrios y en la ciudad, y estuvo en los lugares más chetos. En el conurbano se ve que el fanatismo sigue existiendo, tal vez anclado en una banda local, porque en los barrios está la posibilidad de conectar valores y códigos con el rock, y eso da lugar a una cultura más identificable. A la gente le gusta hacer de eso una bandera”.