El One Dot Zero es lo más parecido a estar adentro de un video. Pero no del backstage ni en la filmación. Del video en sí. Por tercera vez se pudo experimentar eso. Por tercera vez consecutiva se realizó en Buenos Aires este festival de música, tecnología y artes visuales nacido en Londres. Concebido como un circo global (recorre 65 ciudades recopilando lo más sonado de cada lugar). Esta vez abrió en Argentina ya que el año pasado fue el más concurrido del mundo con 42 mil personas. La entrada al Centro Cultural Recoleta era gratuita (la salida, vemos). En este caso, los shows de música internacional fueron pagos, a la vieja usanza, aunque se mantuvo la estela de intimismo instaurada por la modalidad descrita más arriba. Y si lleva el signo de Levi’s adelante es por una razón: “Es un evento multimedia, es lo primero que lo hace diferente. Te muestra lo que se viene tanto nacional como internacional. Se renueva constantemente por estar tan ligado a lo tech y busca el desarrollo de los artistas nacionales a través de concursos”, expresan desde B Side.

Además de shows argentos (Sherman y los crocantes, Victoria Mil, Pánico Ramírez, Entre Ríos, entre otros) hubo otros puntos importantes. Desde la parafernalia visual y sonora de los británicos Hexstatic, los suecos de Peter Bjorn and John cabalgando su megahit Young Folks, el realizador Martin Phillips (quien diseñó las visuales para Daft Punk y Nine Inch Nails, show que se vio en el flamante Pepsi Music) y el nipón Tenori-on. No es un diseñador ni una banda, sino un instrumento táctil que permite crear paisajes música a partir de botones, pantalla e interruptores. ¿Por qué un jean delante de todo esto? Lo revela Carolina Gadano: “Uno se asocia a la experiencia, al momento que pasa la gente cuando accede a algo deseado. Apoyar la innovación como lo que se encuentra en el One Dot Zero es casi un compromiso que las marcas deberían asumir para hacer posible que artistas talentosos experimenten, y la gente los pueda disfrutar, tanto en la música como en el arte”.