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Un año antes del nacimiento de este suplemento, el 5 de marzo de 1991, Página/12 anunciaba el fin de los trenes de larga distancia dictado por el gobierno de Carlos Menem. El diario todavía se compraba en australes (valía A 6000, que era algo así como 60 centavos de dólar), todavía existía un país muy poderoso que se llamaba Unión Soviética, había estallado la primera guerra del Golfo con Bush padre a la cabeza, Internet no existía para el uso masivo. Un año después, el 5 de marzo de 1992, una nota a Charly García, realizada por Carlos Polimeni, inauguraba este espacio. Para entonces, el dólar ya valía un peso.

La aparición del NO entre los medios gráficos nacionales –justo cuando nacía Patricia Malena Bertana que mañana cumple 18 años– propuso un guiño al espíritu rockero y generó un estereotipo de consumidor megalómano que, en muchos casos, continúa hasta hoy, aun cuando el contexto es digitalmente distinto. El suple provocó una relación de empatía, inventó coleccionistas y creó también, en algunas situaciones, furiosos detractores: se sabe, uno le exige más a quien más quiere. Desde 1992, estas páginas acompañaron el crecimiento exponencial de la escena rockera argentina, propuso encuentros gloriosos (García-Spinetta) cuando explotaba Nirvana por un lado, y Mano Negra por el otro.

El 5 de marzo de 1997, durante el segundo gobierno de Menem (River iba primero con puntaje ideal), se reflejaba el crecimiento de las nuevas bandas de estadio como La Renga, La Bersuit y Los Piojos. Para el cumpleaños de 2002, cinco años después, se predecía el nuevo milenio, mientras Tower Records no quería vender discos de Shakira porque ella era novia de Antonito de la Rúa. Cuando llegó 2007, el mismo día en que el NO llegaba a los 15 años, se anunciaba oficialmente que el desempleo volvía a ser de un dígito, algo que no ocurría desde 1993. Cromañón había cambiado la fisonomía del rock para siempre, llegaban para quedarse los festivales y los empresarios de la derecha más recalcitrante (Daniel Hadad armaba La Mega y ahora el círculo termina de cerrarse con el banquero menemista Raúl Moneta llegando a la Rock & Pop).

Hay una cosa innegable, de la que son responsables tanto los editores (además de Polimeni, Javier Andrade, Eduardo Fabregat, Fernando D’Addario, Guillermo Pintos) como las firmas fundamentales (Roque Casciero, Martín Pérez, Pablo Plotkin o Mariana Enríquez, además de las decenas de periodistas que debutaron en este espacio e hicieron carrera en este diario y en otros medios), y es que este espacio construyó lectores, fue la puerta de ingreso a la lectura de diarios –en papel o digital– de miles de jóvenes, influyó en la forma de consumir la cultura adolescente, motivó la firma de contratos para innumerables bandas nuevas, que vieron sus primeros reportajes en estas páginas y después llenaron estadios. Esta es, finalmente, una escuela para aprender a decir que no.

* Editor.