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2010 fue una buena cosecha para el indie. Tuvieron su debut sobre los escenarios argentos Pixies y Belle & Sebastian, y volvió Yo La Tengo, tres de los santos patronos del movimiento rockero más sensible e ilustrado y que –según los músicos que votaron en la encuesta del NO– ofrecieron algunos de los mejores recitales del año. Pero hubo otra razón para que los chicos vegano-musicales esgriman una sonrisa, aunque les cueste. La nota “El indie se la come” dio cuenta del crecimiento en las ganancias de las discográficas de este género frente a las alicaídas majors globales. “En porcentaje, la cantidad de música descargada sin permiso del autor es el mismo que hace cinco años. En el negocio de la música, que movió 15 mil millones de dólares en 2009, la torta está cambiando de manos: en 2001, la industria de música indie movía el 12 por ciento y ahora llegó a casi un cuarto de mercado”, se señaló. En nuestro país, el “desplome” no es tan fuerte como en otras partes, mientras sellos como Cabeza Netlabel, Laptra, Mamushka Dogs Records, Mandarina Records y Estamos Felices piden terreno. “En esta época de Taringa!, blogs de descargas y discos viajando por Skype, los artistas locales apostaron a entregar sus discos en buena calidad para descarga gratuita de la red”, reseñó Luis Paz, ampliando el foco y afinando la lupa.

Más allá de los sellos, los géneros también mutan. Luego de varios años de sequía, la electrónica busca cómo reverdecer con viejos y nuevos conocidos. Por eso el NO entrevistó a dos de los dúos más destacados a nivel mundial, otras de las visitas extranjeras en 2010: los canadienses de Crystal Castles y los siempre refinados Air. Ethan Kath alimentó la figura de tipo hosco, aunque se le pudo sacar más que monosílabos: “Alice Glass es la hermana menor que siempre quise y nunca tuve”, dijo sobre la mitad del grupo que le da una pátina punk al sonido de fichines. Nicolas Godin ofreció su receta de la tártara francesa, dijo soñar con ser un caballero medieval y consideró que “el ambiente musical está aburrido”. Aunque sin señales de agotamiento creativo alguno, sentenció: “Amamos este tipo de música, el pop, la psicodelia y la cruza que encontramos con la electrónica. Ese es el estilo que nos atraviesa, pero necesariamente tendremos que cambiar”.

Y siguiendo con las transformaciones de época, se reveló cómo la mercadotecnia sobre el mercado joven hace lo suyo con las redes sociales de por medio. Un publicista se comparó con los punteros políticos, salvo que “en lugar de llevar micros con gente, llevamos usuarios que tenemos en nuestras redes”. Señales como MTV o VH1, las fiestas MSTRPLN o marcas, toditos todos beben del corral digital.

Germán Daffunchio de Las Pelotas, banda que este año presentó Despierta, se mostró desencantado con lo que ve a su alrededor. “Vivimos concentrándonos en nosotros, en seguir siendo coherentes con lo que somos y fieles a lo que pensamos. Sabemos el camino que hicimos, pero no nos hace falta mirar afuera, porque afuera está lleno de idiotas. Si hacemos música y nos juntamos, después de tanto tiempo, es para seguir cambiando nuestra vida. Es difícil de cambiar el mundo hoy, porque todo es comercio; entonces además de los intereses políticos, los hay comerciales.” Y describió tajantemente cuál es a su entender el “gran problema del rock”: “Las bandas no tienen donde tocar. No descubro nada, pero las bandas se cansan de ensayar y se separan. Y eso es una mierda, viejo”.

Tampoco podrá haber recitales con gente parada en River. Así lo dispuso el Gobierno de la Ciudad tras su testeo de varios pisos en la cancha de Núñez. El NO estuvo allí, de incógnito, en el medio del P(r)ogo, saltando poquito para que no se sintieran demasiado sus efectos. No pudo ser. Editada la nota, de la productora T4F se comunicaron con este cronista. No fue para felicitarlo por el empeño realizado, ni siquiera para insultarlo por el trabajo de espionaje, sino para ofrecerle trabajo como acomodador en Bon Jovi. Tampoco pudo ser.