Jueves, 1 de mayo de 2003 | Hoy
Es casi una norma: las separaciones
duelen. Y la salida de Graham Coxon de Blur no es la excepción. En octubre
del año pasado empezaron a aparecer signos inequívocos de que
la cosa no daba para más entre el guitarrista y su banda de toda la vida.
En una entrevista con el diario The Scotsman, Coxon explicó que no había
tenido contacto con el resto de Blur desde mayo, aunque había participado
de algunas sesiones de grabación (de hecho, lo único que quedó
en el disco está en el track oculto Me White Noise). En esa
misma nota confesó que había tenido serios problemas con la bebida
y que los había superado mediante una rehabilitación. Pero, aclaraba,
mucha gente no estaba contenta con su sobriedad: Piensan que soy un loquito
total, sin dudas. Mucha gente pensaba que yo era más fácil de
tratar cuando estaba borracho, porque hacía lo que decían.
A los pocos días se confirmó que Coxon ya no era parte de Blur
y él no se calló la boca. Nuestro manager, Chris Morrison,
me dijo que mis servicios ya no eran requeridos. Tuvo que ver con mi actitud.
Aunque yo sentía que era honesto respecto de mi trabajo, quizás
ellos confundieron honestidad con actitud. A veces hay un problema total con
la honestidad y la comunicación en Blur, dijo en la revista Q.
Cuando se enteró de que su lugar en vivo, al menos iba a
ser ocupado por Simon Tong, se mostró sorprendido por la elección.
No necesitás ser un gran guitarrista para tocar en Blur, o en ninguna
banda, en realidad. Finalmente, tras escuchar Think Tank, Coxon disparó
más duro que nunca: describió al disco como falto de desarrollo
y aseguró que, con un álbum así, estaba muy orgulloso
de no ser parte de Blur. ¿Fin?
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