CONTEMPORANEOS A RADIOHEAD
En paralelo
Algunos años atrás, casi al mismo tiempo que Radiohead lanzaba su fascinante dueto post-rock Kid A-Amnesiac, Café Tacuba editaba Revés/Yo soy, un álbum doble que los afirmaba en la cima de la nueva música del mundo (no confundir con world music). Una coincidencia temporal y numérica (ni siquiera conceptual; los dos eran discos dobles, pero divididos por criterios diferentes) que, contextualizada en la edición de dos obras trascendentes, no merecieron más que un comentario al pie de página en las crónicas y reseñas correspondientes. Dos bandas decisivas de la época (que venían de publicar sendos discos consagratorios: Re y OK Computer) optaban por convertirse en otra cosa. Los ingleses cajoneaban las guitarras, deshacían las melodías y relativizaban el poder del discurso en busca de un estado musical absoluto. Los mexicanos editaban un álbum instrumental y reservaban la intromisión de las palabras a un disco de “canciones”. Los ingleses partían de la paranoia ciberpunk de OK Computer y llevaban el conflicto hipertecnológico al camino de los sueños y (las pesadillas) de la fama, concentrando la intriga en la complejidad del sonido. Los mexicanos también hablaban de alienación y desconcierto, pero abordaban el conflicto desde las relaciones personales y –a la inversa del anhelo extraterreno de Thom Yorke– miraban el “espacio exterior” desde la sísmica solidez del suelo azteca. Y así como Radiohead expresa solemnemente el vacío existencial y el peligro de los tiempos, Café Tacuba plantea preguntas similares desde una postura campechana y ligeramente optimista. Dos miradas del universo –una desde Oxford, la otra desde Ciudad Satélite– que torcieron el rumbo de una parte de la música popular global del cambio de siglo. Por meras circunstancias de la industria, los nuevos trabajos de Radiohead (Hail to the Thief) y Café Tacuba (Cuatro caminos) vuelven a salir al mismo tiempo. La coincidencia, en sí, no tiene nada de especial, ni de conexión cósmica, pero la aparición simultánea de dos discos tan suculentos provoca uno de los empachos musicales más saludables de los que se pueda gozar en estos días.
P.P.
Nota madre
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