INEVITABLES
El velador configura una escena. Y se trata, además, de una escena que se desdobla, a través de la evocación. Por una parte, y de modo explícito desde el título mismo, un hijo asiste al velorio de su madre y alterna momentos de inevitable sociabilidad con otros de introspección reflexiva; por la otra, y gracias a esos pasajes introspectivos, rememora y analiza una y otra vez una escena mucho más antigua y perturbadora de su remota infancia, cuando compartía las siestas de verano con esa madre ahora muerta e intentaba acurrucarse “entre sus piernas mal depiladas”. Una pieza de cámara en la que se fusionan la poesía, el teatro y la música. Basada en un poema de Guillermo Saavedra editado por Bajo la luna, cuyo prólogo hizo Leónidas Lamborghini. Con Diego Torben, música en vivo ejecutada por Julia Archain y dirección de María Colloca.
Sábados 20.30, Espacio Granate, Alvarez Thomas 1529.
Entradas: $ 35 y $ 25. Reservas: [email protected]. Tel.: 4551.8068.
Siguen las funciones de la nueva pieza de Emilio García Wehbi sobre textos de Rodrigo García. Se trata de una comedia negra que gira que en torno de un padre de familia que pretende resistirse un poco irónicamente al vacío del hombre contemporáneo. La pieza enfoca la desgracia de la sociedad de consumo actual y sus consecuencias. Con humor disparatado y radical, este padre de familia, decepcionado por el vacío que le ha dejado su última compra y previo paso por un local de comida rápida, castiga a su mujer e hijo para calmar su propia frustración. Con Pablo Seijo, García Wehbi y música de Marcelo Martínez.
Sábados a las 22.30, en Beckett Teatro,Guardia Vieja 3556. Entrada: $ 60.
Acompañando el anuncio de su separación, finalmente llega la edición local del segundo disco propiamente dicho de este dúo de San Francisco, formado por Christopher Owens y J. R. White, que con la edición de su debut –titulado simplemente Album (2009)– se convirtió rápidamente en el grupo indie del momento, reinventando lo mejor del más soleado pop californiano. Algo que se pudo disfrutar en el show que casi en secreto realizaron en Buenos Aires justo antes de la edición de Broken Dreams Club (2010), el EP con el que continuaron el suceso de Album. Yendo de Beach Boys a Spiritualized –pasando incluso por Deep Purple en el tema “Die”–, el dúo deslumbró el año pasado con este opus final, en el que se destacan con luz propia temas encantadores como “Saying I Love You”, que parecen venir directamente desde otra época. Nacido en Florida, hijo de padres involucrados en la secta Children of God, Owens siempre fue la voz cantante del grupo, y su reciente anuncio de que dejaba Girls señaló el final de una banda sin un disco –ni un EP– que no merezca escucharse más de una vez.
A través de valledemunecas.bandcamp.com, el grupo de Mariano Esaín regala simples virtuales, como “Tormentas” y “Dejadez”, lado A y B del primero de este año. Este nuevo EP incluye tres versiones impecables, incluidas originalmente en sendos discos homenaje, hoy inencontrables. “Una señal en el agua”, recuerda a Don Cornelio, “All The Time”, a los Mockers, pero “Hoy todo el hielo en la ciudad”, además de recordar a Almendra, también honra la versión que FlopaManzaMinimal supieron hacer en sus escasos recitales, una década atrás.
Un pelotón de hombres de mediana edad, trajeados, discuten precios de acciones y medidas desesperadas para evitar el hundimiento de una compañía. Son los protagonistas de un tipo de thriller que se ha vuelto más y más común en los últimos años: el thriller financiero. Este telefilm fue el más promocionado cuando, el año pasado, la televisión norteamericana convocó al director Curtis Hanson (Los Angeles al desnudo) para darle prestigio a la recreación dramática de los eventos que desembocaron en la brutal crisis económica que sacudió a EE.UU. a partir de 2008. Basada en el libro de investigación del periodista del The New York Times Andrew Ross Sorkin, es probable que Too Big to Fail irrite a algunos espectadores por el retrato demasiado limpio, casi heroico, que hace de personajes como el secretario del Tesoro, Henry M. Paulson Jr. (William Hurt) o el presidente de la reserva federal, Ben S. Bernanke (Paul Giamatti). Pero la película es no obstante valiosa por tratar de explicar al espectador común en qué consistió la tremenda trama de especulación hipotecaria y, luego, el cuestionado rescate que la administración Obama hizo de los bancos.
Titulada originalmente Big Miracle (“Gran milagro”), tiene todo para ser un desastre, pero no lo es: inspirada en el rescate real de tres ballenas grises atrapadas en el hielo en una de las ubicaciones más altas de Alaska, el desparejo director Ken Kwapis la convierte en un relato sencillo y conmovedor. Por supuesto que ayuda que su protagonista sea la infaliblemente carismática Drew Barrymore en el papel de la activista de Greenpeace Cindy Lowry (aunque con otro nombre para la ficción), y que John Krasinski (The Office), en el personaje de un reportero de la tv local, sea su interés romántico. Liviano pero honesto, el film recupera una vieja denuncia: casi todos los involucrados en la misión de rescate estuvieron allí no por amor a la naturaleza, sino para lustrar sus imágenes públicas y ganar votos o contratos de explotación petrolera.
Tras integrar la competencia de derechos humanos del Bafici, acaba de estrenarse la ópera prima documental de Eduardo Schellember, el resultado de cuatro años de una investigación que indaga en el origen y el complicado devenir del puente San Roque González de Santa Cruz, que fue diseñado con el fin de unir Posadas (Argentina) con Encarnación (Paraguay). La construcción fue inaugurada en abril de 1990, en medio de un discurso sobre la “unidad sudamericana”; la película narra lo que llevó a esa instancia, y lo que vino después: la consolidación de un puesto de frontera represivo y corrupto. El hilo argumental lo llevan tres personajes encontrados por Schellember: la viuda de un gendarme que murió en un confuso episodio bajo el puente; la del ex fiscal paraguayo que enfrentaba al contrabando y la corrupción sobre el puente y fue destituido, y la del abogado defensor de contrabandistas que corre a sus opositores por izquierda, y que ha redactado un informe sobre la criminalización de la pobreza en la región para el Ministerio de Derechos Humanos de Posadas.
En el Espacio Incaa Km 0 Gaumont, Av. Rivadavia 1635
Siguiendo el circuito de festivales internacionales en los que fue muy bien recibido, llega este divertido relato –de producción croata– sobre el matrimonio y la sexualidad y, en especial, dice su director, sobre el lugar que el adulterio ha tomado en nuestras vidas. Ambientada en Zagreb, cuenta la relación de dos hermanos, sus esposas y amantes, y sus hijos; la infidelidad transformada en juego de rebelión y liberación, y la creatividad que a veces exige sostener una doble vida como la de su protagonista, el bon vivant exitoso y seductor Nikola (Miki Manojlovic) y hasta cierto punto su hermano, mujeriego, pero económicamente más inestable; Braco (Bojan Navojec). Entretenida, agridulce, una de las pocas opciones adultas en medio de las vacaciones de invierno que terminan hoy.
Nunca vista en los cines argentinos (ni editada en video), esta película del noruego André Ovredal ya tenía su círculo de seguidores locales, porque en sus dos años de existencia devino objeto de culto con un altísimo rating entre las descargas de Internet. Objeto algo posmoderno que se pliega a la ola de falsos documentales hechos de material audiovisual registrado por un grupo de estudiantes, luego perdido, encontrado y difundido “en crudo”. Pero centrado en un argumento original: la cacería de trolls, criaturas mitológicas cuya naturaleza fantástica parece habilitar todo tipo de desbordes y arbitrariedades. La cosa funciona porque la película no se toma a sí misma en serio y se apoya fuertemente en las apariciones del comediante Otto Jespersen –en plan leñador barbudo y gruñón– como un cazador insospechadamente eficiente, y en un presupuesto magro que la producción exprime con estilo hasta el último centavo, que ayudó a que fuera un éxito enorme en su país.
Mañana, a las 22, por I-Sat.
El público del canal ya conocerá a los comediantes ingleses David Walliams y Matt Lucas por su serie Little Britain. La flamante serie que vuelve a reunirlos parodia dos documentales británicos, Airport (aeropuerto) y Airline (aerolínea), de los que replica tanto tono como su característico trabajo sonoro. Esto no impide entender ni captar el espíritu mordaz del programa fuera de su país de origen, ya que la fauna de azafatas, personal en tierra, pasajeros, es esencialmente universal. Entre sus personajes protagónicos se destaca el oficial de migraciones racista que sospecha de toda mujer negra que intente entrar al país (“no existe ningún país llamado Liberia”, dice) y los agentes de aduana que identifican las drogas de contrabando tomándolas ellos mismos. Muchas imitaciones, tonterías e incorrección política.
Viernes, a las 23.30, por I-Sat.
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