FAN › UN MúSICO ELIGE SU CANCIóN FAVORITA: ESTEBAN MORGADO Y “HERE COMES THE SUN”, DE GEORGE HARRISON
› Por Esteban Morgado
El lado B de Abbey Road tiene un encadenamiento de canciones que me encanta y que empieza con “Here Comes the Sun”, el tema que más me gusta del disco y uno de los que más me gusta de Los Beatles. Recuerdo perfectamente cuándo fue que lo escuché por primera vez, porque me lo regaló cuando yo tenía 13 años mi maestra de música, mi maestra del Conservatorio en el que yo estudié desde chiquito, desde los 5 años. Abbey Road me voló la cabeza desde la primera vez que lo puse, y cada vez que vuelvo a escuchar “Here Comes the Sun” vuelve a aparecer esa mezcla de alegría, melancolía, profundidad, tristeza, y todas esas cuestiones, recuerdos e historias que pueden dispararte una canción. Tenía 13 años, pero fue más tarde, de grande, que entendí lo que podía significar la letra no sólo para los británicos sino para todos los europeos, algo tan sencillo y tan grande como la salida del sol, la llegada de la primavera tras pasar un otoño frío y un invierno crudo. Lo he visto: vi cómo le cambia el humor a la gente; vi cómo, por ejemplo, los alemanes, no bien empieza a mostrarse un poco el sol, salen de los muros, salen a las calles y les cambia la vida.
Por ese entonces tenía alguna relación con la música de Los Beatles, pero no tanta, porque no había la difusión de la música que hay hoy; en Villa Luro, donde yo vivía, había una sola disquería; había que ir a investigar las novedades. La radio era todavía propiedad de los mayores, y sólo había cuatro canales de televisión. El rock nacional apenas asomaba y fue muy importante para mí, pero fueron Los Beatles los que marcaron la voladura total de cerebros, con su mezcla de clásico con lirismo, sus grandes ejecuciones instrumentales, esos arreglos impresionantes, y también esas ganas de entender qué decían sus letras, que –en esa época en la que no se estudiaba tanto inglés– tratábamos de imitar por una fonética rara, tratando de cantar como cantaban estos tipos, dejándonos llevar por estos sonidos que eran absolutamente embriagantes.
Desde chico hice con “Here Comes the Sun” lo que hacía con todas las canciones que me volaban la cabeza: tratar de sacarla en la guitarra. Y cuando la pude tocar por primera vez, entre mis amigos, en algunos de los asaltos que hacíamos en aquella época, la sensación era de una felicidad inmensa. Mi adolescencia transcurrió entre mis amigos del Colegio Nacional de Buenos Aires, los campamentos del Nacional, y mi barra de amigos de toda la vida de Santa Teresita, donde pasaba el verano y pasaba siempre que nos juntábamos a bailar, cuando ya nos habíamos cansado de bailar y aparecía una guitarra y entonces era mi momento. La primera vez que pude sacar “Here Comes the Sun” entre ellos fui muy feliz. Además de que sacar una canción me daba un poquito más de gancho con las minas: yo no era tan agraciado, no bailaba tan bien, ni jugaba muy bien al fútbol, pero a la hora de tocar la guitarra la escolaseaba y me daban un poco más de bola.
Hoy sigo yendo a Santa Teresita los veranos y me sigo viendo con muchos de estos amigos, y vuelven a aparecer todas esas cosas que nunca se fueron. Es tan sencillo como lo es la letra de “Here Comes the Sun”, que prologaba todo ese popurrí de temas enganchados que era fascinante, de los que no recuerdo todos los títulos, pero que podría cantar ahora mismo de corrido. Esa letra sencilla siempre nos habló de cómo el sol te puede cambiar la vida. Hoy, en la adultez, le puedo encontrar todo su significado: a mí me dice que no hace falta preocuparse por cosas que no tienen sentido, que la vida va mucho más allá de muchas cosas ridículas que nos irritan a diario; que la esencia de la vida es tratar de hacerle bien a la gente, disfrutar, no joder a nadie, solidarizarse; de estar en la lucha, la pelea cotidiana, la ideología. De no engancharse con cosas nimias que a veces te hacen perder de vista lo que importa. Es algo muy simple y a la vez enorme: por eso hacerle una canción a la llegada del sol es fantástico; porque su esencia tiene que ver con disfrutar la vida, que es única y es tan corta.
Los Beatles han sido para mí, para mi relación con la música, lo que Piazzolla fue al tango: la libertad creativa, una magnitud de puertas abiertas que hacen que a la hora de componer –del rock al pop y a lo clásico– uno pueda abrir su cabeza. Y también esa emoción de la adolescencia, cuando después de bailar aparecía la guitarra, y ahí salía el sol.
Esteban Morgado se presentará en formato solista para hacer un recorrido por su repertorio, además de temas a pedido del público, el viernes 25 de junio y todos los viernes de julio a las 22, en Clásica y Moderna, Callao 892.
Más información: www.estebanmorgado.com.ar
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