FAN › UN ACTOR ELIGE SU ESCENA DE PELíCULA FAVORITA: DANIEL CASABLANCA Y UNA NOCHE EN CASABLANCA, DE LOS HERMANOS MARX
› Por Daniel Casablanca
La primera película que fui a ver al cine solo fue Una noche en Casablanca, de los hermanos Marx. En realidad fui con mi papá, pero viajé solo hasta el cine, en el colectivo 12, y fue la primera vez que me tomé un colectivo yo solo. El 12 iba por Callao hasta Corrientes, Callao era doble mano en ese entonces, y mi papá que trabajaba por el centro, me esperaba en la esquina. Yo tendría once o doce años, así que la película la eligió él. Mi mamá no quería que fuera justamente por el viaje, pero mi papá sí, y me acuerdo de la discusión por teléfono que tuvieron.
Bueno: me bajé, estaba mi papá esperándome y fuimos hasta el Teatro San Martín. Era en el décimo piso del teatro, en la sala Lugones. De la película no me acuerdo casi nada. Solo de un gag muy tonto que por alguna razón me quedó grabado. Es un momento cuando el mudo, Harpo, está apoyado en la pared en una posición de no hacer nada, de vago, y pasa un policía y le pregunta si está sosteniendo la pared, como ese dicho que decían los viejos en broma. Harpo le dice que sí. Entonces el policía se enoja y se lo lleva. Pero cuando se van, la pared se cae. Me acuerdo solo de ese gag, que me causó mucha gracia. Hay que imaginarse que, como era una película en inglés con subtítulos, no era mucho lo que yo podía seguir: sólo los chistes del mudo.
Creo que yo disfrutaba ver a mi papá riéndose; su risa era como una tos y a veces me quedaba más observándolo a él que mirando los gags. Recuerdo mucho su risa, porque era una persona más bien seria, o por lo menos ése era el personaje que adoptaba para relacionarse con los demás. Cuando tuve la posibilidad de trabajar con Les Luthiers (en el 2008, durante un año, como actor reemplazante) y observaba algunos números para aprenderlos y representarlos, me emocionaba muchísimo pensar que con cuarenta años iba a representar un número del que tenía la imagen clarísima de mi padre llorando de risa viéndolo en el Coliseo. Seguramente yo disfrutaba más de la idea de mi papá que del número mismo.
No digo que ahí, con Una noche en Casablanca, empecé a hacer humor, pero casi. Después he seguido a los Marx, he leído libros con gags, la biografía de Groucho y más cosas. A mí de ellos me gusta mucho el humor físico, con mucha síntesis, que te saca la risa en seguida, sin mucha vuelta intelectual, el humor expresivo, como el que hacen Jim Carrey o Jack Black. Eso es lo que me gusta hacer, lo que me divierte, y trato de hacer en mi trabajo lo que me hace reír a mí. Si no me causara gracia a mí no lo haría. De hecho, los Marx nunca me divirtieron tanto: me reí más con Chaplin o Buster Keaton, porque son más intelectuales, pero recuerdo ese gag de Harpo y la pared en Casablanca, y la travesía valió la pena.
Daniel Casablanca está protagonizando TocToc, acaba de estrenar como director Prometeo con alumnos de su escuela, tragedia que se suma a Las Suplicantes. Prepara con Los Macocos, su grupo de siempre, dos estrenos para este 2011.
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