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Domingo, 3 de noviembre de 2013

FAN › UN MúSICO ELIGE SU CANCIóN FAVORITA: JORGE ARAUJO Y “COME TOGETHER,” DE THE BEATLES

Los cruces de la vida

 Por Jorge Araujo

Hay un tema que me remonta a la niñez, al living de la casa de mis viejos en Haedo. Viví veintipico de años en esa casa, es un lugar con el que, básicamente, relaciono mis comienzos como músico: desde mis primeros ensayos hasta situaciones familiares, ahí pasó de todo. El tema del que hablo es uno de Los Beatles, está en Abbey Road y es el que abre el disco: “Come Together”. Puedo contar muchas cosas que me han sucedido y que tienen que ver con ese disco, con esa canción.

La tapa de Abbey Road es la que más veces miré en mi vida. Por eso relaciono el tema, la tapa y el lugar físico en el que sucedió todo. No sé en qué año habrá llegado Abbey Road a la Argentina: yo soy del año ’65, ese disco es del ’69. No debía tener más de seis o siete años cuando lo escuché. Mi viejo, generalmente, escuchaba música clásica. Pero él sabía que la banda que yo había elegido, de pibe, eran Los Beatles. Y seguramente, de alguna manera, me acompañaba.

Es muy probable que Abbey Road lo haya comprado él, porque recuerdo haberme comprado discos de otras bandas pensando que eran ellos: el primer disco de Creedence que tuve lo elegí creyendo que eran Los Beatles. El tenía una diferencia generacional muy grande conmigo, me llevaba cuarenta pirulos. Era melómano de música clásica, pero a la vez un tipo muy evolucionado. Yo creo que Los Beatles, al ser grandes compositores, le llamaron la atención. “Estos tipos están cincuenta años adelantados”, me decía. Lo recuerdo como el primer momento de complicidad entre los dos, en el que la música suya y la mía sintonizaron una misma frecuencia.

Empecé a tocar percusión a los tres o cuatro años, así que hay muchas cosas de esa época que no recuerdo. Lo que sí puedo decir es que tenía más relación con los vinilos que con la música que pasaban en la radio. Y el contacto con Abbey Road en particular fue muy importante, con la imagen de la tapa y la relación entre la imagen y la música. Con las vueltas de la vida fui a grabar Narigón del siglo con Divididos a Abbey Road. O sea, viví en el estudio Abbey Road durante veinte días, más o menos. Y todos los días que llegaba al estudio, veía la tapa del disco. Fue fuertísimo para mí estar ahí.

Tenía dos accesos, por dos calles diferentes, que eran perpendiculares. Cuando iba por la que te permite ver la línea peatonal, sólo me faltaban los cuatro, pero era la imagen de la tapa. Cada vez que llegaba lo tenía presente. Fue, la verdad, una experiencia inolvidable y completamente inesperada. Ahí se me juntaban Abbey Road, “Come Together”, la tapa del disco, mis comienzos en la música... Demasiadas cosas. Creo que muchas veces hice el camino al revés, para poder ver esa esquina con la línea peatonal. “Esto lo voy a vivir durante un tiempo –pensaba–, hasta me voy a acostumbrar, como suele sucedernos a los humanos, que nos acostumbramos a cosas que son súper emocionantes cuando se empiezan a repetir.” Pero sabía que, a la distancia, iba a producirme lo que siento ahora mismo. No soy un tipo melancólico, pero tengo muy presente los días en que llegaba a ese lugar y veía esa postal callejera.

Hay un detalle: la foto de Abbey Road está sacada un día en el que no hay nubes en el cielo de Londres. Nosotros, con Divididos, estuvimos veinte días y fueron casi todos de sol. Llovió muy poco, al punto de que se había corrido la bola: “Los argentinos trajeron el sol”, decían en el estudio. Es raro que haya tantos días sin que se nuble. Y esa tapa, tan despojada de nubes, fue significativa: vivir esa situación, con ese cielo celeste, tantos días en Londres, viendo esa imagen de Abbey Road, fue algo que no me lo voy a olvidar jamás. Obviamente, para Ricardo y para Diego fue igual de importante. Pero, en mi caso, encima era la tapa que más veces había mirado.

Supongo que a los seis años lo que me llamaba la atención es que uno podía ver a esos personajes, a los que había escuchado tanto, en una posición muy natural: están cruzando una calle. A veces, en algunas otras tapas, uno ve cosas muy difíciles de leer, con un vuelo poético o artístico muy particular. Pero, justamente, en la de Abbey road están ellos cuatro, juntos, caminando. Paul está descalzo. Hay muchos detalles de una de esas fotos típicas que sacás en un barrio cualquiera, que hacen que empieces a ver situaciones humanas, de convivencia. Eso es lo que más me encantaba de la tapa.

Cuando en “Come Together” empieza Ringo con ese juego de tones, todo lo que toca él en el tema es tremendo: me debe haber influenciado muchísimo. El sonido de ese disco, que está grabado por Alan Parsons como asistente, es muy particular: es muy moderno para la década del ’60. Lo escuchás hoy y, por la claridad del sonido, parece grabado ayer. Y después la voz de Lennon, obviamente, que cuando entra en el tema consigue que flotes con él. Lo cuento ahora y se me pone la piel de gallina: son tantas las veces que uno ha escuchado “Come Together”. Relaciono el living de mi casa, la tapa de ese disco, la música de Abbey Road, “Come Together”... Escucharla después de tantos años y que te provoque lo mismo, es porque evidentemente eso ha tocado en vos una fibra muy íntima. De alguna manera te ha marcado. Una de las cosas que agradezco de mi infancia es que, de grande, puedo decir: “Menos mal que escuché a estos tipos”.


Jorge Araujo fue conocido para el gran público del rock argentino como “el baterista de Divididos”, pero antes había incursionado en el jazz fusión como integrante del grupo Monos con Navajas. Con la Aplanadora del Rock, dejó su impronta en los parches y los platillos a partir de discos como Gol de mujer, Narigón del siglo y Vengo del placard de otro. Luego de su partida del trío, formó Gran Martell junto a Tito Fargo y Gustavo Jamardo. En la actualidad, además de continuar con este proyecto y de dar clases de batería, también forma el dúo Aiqú, junto a Quintino Cinalli. En su disco debut, la dupla de bateristas contó con la colaboración de Javier Martínez, Diego Arnedo, Lito Vitale, Alambre González, Graciela Cosceri y otros. El próximo sábado 9 de noviembre a las 22 Jorge Araujo se presenta con Aiqú –el dúo que completa Quintino Cinalli y que este año editó su disco debut– en Malavida, México 311, en San Telmo. Aiqú toma la voz y las percusiones como punto de partida para encarar un repertorio de composiciones propias, versiones y experimentaciones en vivo.

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