Dom 31.05.2015
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COMER Y COMPRAR EN ONCE

› Por Cecilia Boullosa

LOS DOS HERMANOS

Tres relojes iguales cuelgan de una de las paredes blancas de Ajim Deli: el del medio indica la hora de Buenos Aires, el de la izquierda la de Nueva York y el de la derecha la de Tel Aviv. En pleno barrio textil del Once, este local comandado por los hermanos Guido e Ignacio Aizenberg abrió sus puertas con una propuesta de cocina internacional, que pone el acento en platos rápidos y llenos de sabor: ensaladas, sándwiches, woks y delis judías y orientales, además de algunos especiales.

“Somos chefs desde hace diez años y trabajamos en restaurantes de México, Israel y Estados Unidos, cuenta Guido, en un alto del servicio, que alcanza su pico los domingos al mediodía. “Queríamos abrir un poco el juego dentro de lo kosher, así que sumamos platos de la gastronomía china y americana.” ¿Ganas de un shawarma? Hay. ¿Tentado con un sandwich de albóndigas al estilo neoyorquino? También hay. ¿O tal vez un hot pastrami? Otra vez, sí. En el mostrador-heladera, ubicado en el fondo del salón, se disponen las salsas y aderezos con los que uno puede potenciar su sandwich. Y la variedad es amplia: katzutz, babaganoush, chambota, coleslaw, guacamole y hummus, entre otros.

El kebab, el shawarma y el falafel se pueden pedir en pita o envueltos en lafa –todos los panes se elaboran en el local– y el resto de los sándwiches en baguettes de 30 o 15 centímetros. El de shnitzel, por ejemplo, cuesta $ 75 en versión grande y $ 55 en la más chica, lo mismo que el de pavita y el de pollo teriyaki.

Entre los principales se destacan las BBQ wings, el chili con carne, papas rústicas y salsa picante y los niños envueltos en hojas de parra (todos a $ 80). Otro hit es la picada israelí para dos ($ 150). Y, para las próximas semanas, prometen el cholent o chunt, un tradicional guisado con roast beef, papas y huevos que los ortodoxos suelen comer los días jueves.

Los Aizemberg parecen estar emparentados por algo más que la sangre: también los hermana el gusto por la buena comida y la búsqueda del sabor.

Ajim Deli queda en Tucumán 2620. Teléfono: 4961-0541. Horario de atención: domingos a jueves, de 12 a 23; viernes, de 12 a 16; sábados de 21.30 al cierre.


PUNTO CERVECERO

Un buen punto de inicio para explorar el cada vez más amplio y fascinante mundo de la cerveza artesanal local. Eso es Pinta Point, una idea que el empresario Alex Vinokurov volvió realidad hace tres años y que, a su vez. ya se triplicó: a un primer local en Once, frente a la plaza 1º de Mayo, se sumaron dos más, uno en Palermo y el otro en La Plata, una ciudad que se está posicionando como uno de los grandes polos cerveceros de la provincia bonaerense. ¿Cuál fue la idea de Vinokurov? Armar un negocio donde los ciudadanos de a pie pudieran comprar y llevarse cerveza artesanal tirada en botellas pet de medio litro y un litro.

Las hay rubias, rojas y negras. Con más o menos cuerpo, suaves, cremosas, frutadas o intensas. En total, son 18 estilos de cerveza artesanal, que salen directo de los barriles provenientes de cuatro fábricas diferentes. Entre ellas, Grunge, una de las que más viene sonando entre las artesanales, creada por dos primos que también le hacen una cerveza propia al bar Pony Line, del hotel Four Seasons porteño. Entre las variedades de Grunge que se pueden conseguir en Pinta Point están la Oktoberfest (una lager con aroma a malta tostada), la Alo Japón (una India Pale Ale que se elabora en un 100 por ciento con lúpulos importados de Nueva Zelanda y Australia) o la Padawan (una American Pale Ale). También trabajan con las fábricas Arrecifes, Unamás y Kingston.

Además de las cervezas tiradas, cuyos precios van desde $ 56 a $ 80 el litro, Pinta Point tiene una buena provisión de botellas nacionales e importadas. Brasileñas (Itaipava, Kaiser, Bohemia, Polar), artesanales del sur (Cape Horn, Berlina, El Bolsón), del norte (Me echó la burra), chilenas (Kunstmann), alemanas (Dab), belgas (Chimay), bonaerenses (Berkeler, Barba Roja), a base de sorgo –aptas para celíacos– (Straus) y más para investigar.

Pinta Point es un miniparque de diversiones para los que quieren probar, catar y aprender del –repetimos, fascinante– mundo de la cerveza artesanal.

Pinta Point queda en Hipólito Yrigoyen 2201 (sucursal en Olleros 1693). Teléfono: 4951-9692. Horario de atención: martes a sábados de 14 a 22.


CATOLICO Y KOSHER

Es ya una institución en el barrio del Once. La pescadería de Luis Di Leva, con más de 40 años de historia –dio su primeros pasos en el viejo mercado de Larrea, que cerró en 1973– se ganó su buena fama a fuerza de producto de calidad, precios razonables y una atención cálida y cordial. Y, también, gracias a cierta paradoja simpática. “Soy católico y de familia italiana, pero trabajo con la colectividad y me gané su respeto”, cuenta Di Leva mientras muestra las fotos que decoran el sencillo local de la calle San Luis: estampas del papa Francisco y también del rebe de Lubavitch. Las religiones monoteístas conviven con armonía en este reducto.

Ateniéndose a la halajá (ley judía), todo el pescado que se vende en El Dorado es “con escamas y aletas” (especies como el cazón, la palometa de mar o el pez espada, que tienen una piel gruesa o cuero, no están permitidas según las reglas del kosher). Salmón rosado y blanco, besugo, caballa, merluza, corvina, brótola son algunas de las especies que Luis, junto a dos ayudantes, acomoda sobre el hielo. Además del pescado molido destinado a la preparación del tradicional guefilte fish y del salmón ahumado que se entrega cerrado al vacío con el precinto kosher. De martes a viernes, a las 5, esperan el pescado que llega de Mar del Plata y lo escudriñan sin piedad: sólo lo que está fresquísimo termina en el mostrador. A las 6 comienzan a llegar los primeros clientes.

Como la halajá tampoco permite los mariscos, productos como calamares, ostras, langostinos y langostas se guardan en una cámara frigorífica aparte, de bajo frío. “En los últimos años se sumaron muchos clientes de otras comunidades, sobre todo de la peruana. Además le vendo a los restaurantes y sanatorios de la zona”, agrega Di Leva, quien heredó el oficio de su padre.

Respetado y conocido por sus vecinos, la fama del pescadero kosher católico del Once trasciende las fronteras del barrio. Y con justa razón.

El Dorado queda en San Luis 2507. Horario de atención: martes a viernes de 6 a 19.30. Sábados hasta las 14.


Fotos: Pablo Mehanna

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