SALí
› Por Sandra Martínez
Pese al enorme crecimiento que en los últimos años experimentaron ciertos estilos de vida con eje en una alimentación saludable, la macrobiótica sigue permaneciendo en un terreno algo misterioso. Se confunde en mucho casos con el veganismo o el crudivorismo y, nobleza obliga, no hay demasiados restaurantes en Buenos Aires donde aprender al respecto. Pero sí hay algunos, entre ellos La Casa de Ohsawa, que hace un par de meses se mudó desde tu tradicional locación en Belgrano a una bonita esquina palermitana y abrevió su nombre para convertirse simplemente en Ohsawa.
Perla Palacci pasea su etérea figura envuelta en un vaporoso chal, mientras supervisa el restaurante con mirada atenta y conversa con los habitués. Descubrió la macrobiótica hace 40 años y la transformó en el centro de su vida. Más que un emprendimiento comercial, Ohsawa es para ella una excusa para difundir esta alimentación basada en los principios del ying y el yang, aprovechando la profunda conexión entre cocina, medicina y espiritualidad que, explica, subyace en la gastronomía oriental.
La carta sugiere platos balanceados, según las proporciones ideales de verduras, cereales y proteínas que rigen a la macrobiótica. Puede ser una deliciosa milanesa de soja orgánica acompañada con unas papas rústicas ($92) o una tortilla horneada de huevos camperos y vegetales al vapor con ensalada ($70). Tofu o seitán a la plancha con un nituke de vegetales de estación son otras de las fuentes de proteínas sugeridas, así como el abundante wrap de pollo con guacamole y verdes ($115). De postre, dulces veganos, con mucha presencia de fruta y sin endulzantes agregados ($52).
El nuevo local es amplio, luminoso, fresco, decorado con colores claros y mobiliario de diseño local, fabricado con maderas recicladas. La música invita a relajarse, la presentación de los platos es colorida. Todos estos factores que logran generar una sensación de tranquilidad y balance, en pleno agobio veraniego. La misión de Ohsawa está cumplida.
Ohsawa queda en Honduras 5900. Teléfono: 4772-0022. Horario de atención: lunes a sábados de 10 a 20.
Con sus etiquetas de diseño y sus colores llamativos, los jugos “cold pressed” están de moda en el mundo y, de a poco, también en Argentina, donde abrió la primera tienda a la calle especializada en estas bebidas: Ju, un localcito con aires playeros a metros del Barrio Chino. El corazón de su carta es una selección de jugos extraídos por presión, un método que, a diferencia de las clásicas jugueras a centrifugación, mantiene todas las propiedades de las frutas y verduras, que pueden llegar hasta a un kilo de productos por botella, y le alarga la vida útil sin precisar conservantes. Esta particularidad los vuelve ideales para las populares dietas líquidas. En el caso de Ju proponen un tratamiento de desintoxicación de 24 horas, basado en los seis primeros jugos de su línea, cuyas combinaciones apuntan más a lograr efectos específicos en la salud que a complacer el paladar ($50 cada uno o 6 x $250). Algunos ejemplos son el Grow, de kale, pereijil, pepino, manzana, espirulina y limón; el Sun, de zanahoria, pepino, limón, manzana y jengibre; o el Raw Vampire, de remolacha, apio, manzana, pepino y perejil. El resto de sus doce jugos son más frutales y refrescantes, con sabores como sandía, variedad de frutas o el Almond Cold Coffee, infusión de café en en frío con leche de almendras-a la cabeza. También salen smoothies, licuados en el momento, con mezclas golosas como el super choco de leche de almedras, cacao y maca.
La propuesta se redondea con variedad de fast food vegano (las recetas son de Diego Castro, referente de la cocina raw en el país). Hay ensaladas ($65), sushi vegano ($60) y una hamburguesa de arroz y lentejas en pan casero ($40). Entre los postres, hay que probar el pudding de chia y las riquísimas trufas de sésamo, frutos secos y dáties con una ganache de cacao ($40 cada uno).
Ya sea para mejorar la dieta incorporando en forma rápida y efectiva las propiedades de un montón de frutas y verduras, o simplemente para comer al paso algo rico y fresco, Ju es una gran adición al barrio.
Ju queda en Juramento 1665. Teléfono: 4706-1522. Horario de atención: lunes a viernes de 9 a 21, sábados y domingos de 12 a 21.
Tras pasear su food truck por distintas ferias de la ciudad, la panchería Diggs abrió su primer local en el concurrido polo gastronómico de Plaza Serrano, donde convoca a una comida rápida en su salón o al aire libre, aprovechando su terraza y vereda. El tema de los panchos de autor es un rubro donde, a diferencia de las hamburguesas, todavía no hay demasiada competencia: Blancanieves en Zona Norte y El Yorker en Belgrano son dos ejemplos. Y, sobre todo, Dogg en Microcentro, pionero con sus fantásticas salchichas a la parrilla de estilo neoyorkino. Entre todo esto, Diggs marca su propio recorrido con una carta única de salchichas de elaboración propia. Además de la tradicional, de carne vacuna cocida al vacío, también se puede pedir la Filipina, sazonada con un toque dulzón y anisado; la Brat, de carne de cerdo, crema, nuez moscada, coriandro y mostaza; la Chicken Curry de pollo con mezcla de especias hindúes, leche de coco, cilantro y albahaca; la Smoked Black Beer, de carne de cerdo marinada en cerveza negra, miel de caña y ligeramente ahumada; y la Chinga tu madre, de cerdo, cilantro y chile jalapeño. En todos los casos, la cocción a la parrilla les da una textura propia y el pan, muy tierno, se calienta al vapor antes de servir. Los combos incluyen un pancho con papas y bebida sin alcohol a $90 o con cerveza a $100. Luego solo queda completar con algunos toppings, como cebollas caramelizadas, morrones asados o pickles y buenos aderezos caseros. Vale la pena aclarar que los panchos son muy ricos pero no tan abundantes, así que los más hambrientos quizás prefieran la otra especialidad de la casa, las ribs de cerdo, que también se ofrecen en su variedad clásica, con barbacoa, o la versión asiática, con una salsa de tomate, soja, mijo y jengibre. Cuestan $100 (o desde $150 en combo) y llegan a la mesa con unos simpáticos guantes descartables que permiten comerlas como se debe: con las manos.
La mala fama de los panchos está llegando a su fin, y Diggs tiene un papel protagónico en la construcción de su nueva imagen.
Diggs queda en Serrano 1580. Teléfono: 4833-0447. Horario de atención: domingos a miércoles de 11 a 3, jueves a sábados de 11 a 5.
Fotos: Pablo Mehanna
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