SALí
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› Por Sandra Martinez
“No quiero generar pánico… pero la leche condensada es muy mala para nuestra salud”, dice Máximo Cabrera, y el grupo de alumnos deja escapar una risa ligeramente nerviosa, mientras hace el recuento mental de todas las veces que consumieron el dulce veneno. Es que Cabrera, además de ser uno de los especialistas en cocina vegana y crudívora más reconocidos de nuestro país, tiene una larga experiencia dando clases, que se nota por la forma relajada y entretenida con que lleva sus talleres.
Este mes está estrenando Crudo, un espacio exclusivamente dedicado a la enseñanza, en paralelo con su restaurante a puertas cerradas, Casa Caníbal, y su línea de productos Kensho. Sus clases son demostrativas. Los alumnos reciben una ficha con los ingredientes de la receta y siguen al cocinero mientras realiza el paso a paso de la preparación. A medida que avanza, Cabrera intercala información sobre cada producto: cómo elegirlos y cómo reemplazar los menos saludables por opciones naturales. “Los cocineros tienen que dejar de ser canutos y enseñar sus recetas y trucos, para que la buena cocina se vuelva más accesible”, afirma mientras suma consejos para lograr la textura deseada, el sabor perfecto. También aporta interesantes datos sobre la historia de los alimentos, su origen, su significado a nivel cultural, sus efectos en nuestros cuerpos. Está claro: en Crudo, la intención es ir más allá de la simple transmisión de recetas. Por eso, talleres como el de masas sin gluten; el de leches, quesos y cremas sin ingredientes de origen animal; o el de repostería raw ($450 cada clase) no son de interés exclusivo para veganos, sino para todos los que quieran aprender algo nuevo y delicioso. Por el mismo motivo, estas clases se complementan con otras propuestas que abordan la gastronomía, como el curso de Teoría de la alimentación dictado por Alex Von Foerster ($1000) o el taller de periodismo gastronómico de Tomás Lynch ($1400). Es el famoso granito de arena: Crudo fomenta pequeños cambios de consumo a nivel personal que, sumándose, pueden desembocar en un cambio general.
Crudo queda en Chacarita (la dirección se da al momento de reservar). Teléfono: 5661-8130. Horarios y precios en www.crudococina.com.
Para algunos puede parecer un furor desatado por los últimos reality shows, pero la gente de Pequeños Chefs sabe que el amor de los chicos por la cocina va más allá de las modas. Después de todo, hace 18 años que se dedican a dar clases de cocina para niños, una experiencia que los hace referentes.
Uno de los ejes de este emprendimiento familiar son sus talleres para jardines y colegios. Las clases tienen un bloque teórico con nociones de alimentación saludable y una parte práctica, donde cada alumno elabora la receta. El cierre es un repaso para fijar los conocimientos e incentivar que los chicos compartan lo aprendido junto a sus familias. Con clases especiales como “Buen día, energía”, centrada en la importancia del desayuno, “Relatos al plato”, que combina la narración de un cuento con el desarrollo de la receta, o “Cooking is fun!”, dictado en inglés, ponen a disposición de los docentes una amplia gama de contenidos como complemento del programa educativo del aula.
Pero no es necesario ir con el colegio para participar de las actividades de Pequeños Chefs. Todos los sábados se desarrolla su curso integral de cocina, con tres niveles que van de los 3 a los 12 años. Los más chiquitos aprenden las técnicas básicas, los mayores manipulan utensilios e ingredientes en recetas más complejas, y todos incorporan principios de higiene en la cocina y conceptos de alimentación variada y saludable ($700). Cada mes suman además propuestas puntuales, como el taller de huerta de cuatro clases que se dictará en abril ($1000), o la clase de cocina patria, con recetas de churros y berlinesas, con la que festejarán el próximo 25 de mayo ($300).
Todas las actividades son desarrolladas por un equipo interdisciplinario, partiendo de la idea de la cocina como ámbito para desarrollar el pensamiento lógico, creativo, sensorial y emocional. Pero más allá del trasfondo cuidadosamente planificado, lo importante es que los chicos se divierten a lo loco y entran en contacto con la inigualable satisfacción de enchastrarse las manos y preparar su propio alimento.
Pequeños Chefs queda en Villa del Parque (la dirección se da al momento de reservar). Teléfono: 4501-8991. Horarios en www.facebook/pequenioschefs.
Con su restaurante La Locanda afianzado, el chef Daniele Pinna se prepara para inaugurar una rotisería, sumando además un servicio de catering para pequeños eventos.
Para lograr esto, realizó una ampliación de la cocina de su casa, que apenas terminó, se reveló también como el espacio perfecto para que el cocinero italiano comenzara un ciclo de clases muy íntimas, centrada en los platos más tradicionales de la península. Así nació La Cucina di Daniele.
Son sólo doce los aprendices que recibe cada martes con aperitivos y una breve picada con los mejores productos que encuentra en el mercado esa misma mañana. Nada demasiado pesado, la idea es reservar hambre y energía para la cena. La gran isla con mesada de madera se convierte en mesa de trabajo, y allí comienzan con uno de los platos principales, las pastas caseras. En abril serán fusilli, una pasta en apariencia simple que requiere técnica y paciencia. Para acompañar, preparan también una salsa puttanesca con tomates verdes. Con las pastas cocidas en su punto, pasan al comedor para saborear el fruto de su labor antes de continuar preparando el resto del menú. Luego llega el turno de las melanzane alla parmigiana. El chef enseña la técnica de corte para la berenjena y otros tips que llegan directamente de su mamma, de quien aprendió la tradicional receta. Todos los ingredientes utilizados son de primera calidad, incluyendo quesos y harinas traídas de Italia, aceto añejado más de ocho años en barricas, huevos de campo, sémola Divella, aceite de oliva de la finca del padre de Daniele en su Cerdeña natal. Con el segundo principal en marcha, un lomo a la pizzaiola, el grupo vuelve a la mesa rodeada por una envidiable cava, donde transcurre el resto de la velada con vinos de la bodega Rutini. El broche de oro, un Panettone grillado con helado como postre, y grappa italiana. Con un costo de $1500 por persona, una experiencia de lujo italiano.
La Cucina de Daniele queda en Palermo (la dirección se da al momento de reservar). Teléfono: 4163-3232. Reservas en www.facebook/lacucinadidaniele.
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