En el micromundo de Florida Garden pasan cosas extrañas. Por alguna razón misteriosa o ambiental, costumbres que en otros bares ya se perdieron o están en desuso, aquí siguen más vivas que nunca. Aun con mesas disponibles, los habitués prefieren acodarse en la larga barra del costado, almorzar de parado y beber el ristretto de la casa, bien cargado. Los mozos no duran una temporada, sino cuarenta años (¡y llevan moño!), y son capaces de caminar varios metros o darse la vuelta a la barra sólo para ayudar a un cliente a ponerse el saco. Todas las tortas llevan impreso el monograma FG y las tazas de café una filigrana dorada, que hace recordar a otra época, a otra Buenos Aires.

Ese pequeño mundo que funciona desde hace cincuenta años en Florida y Paraguay suena a cucharitas tintineantes, huele a café recién molido y tiene el color del cobre. Cobriza es la tonalidad y el brillo particular que le dan las columnas, las paredes y hasta los peldaños de la escalera central, todos enchapados en ese metal. A un costado, cuatro grandes tolvas guardan las distintas variedades de café que están a la venta: además del de la casa –un blend de colombiano y café Santos–, el Florida Office, el Santos Bourbon y el Colombia Gourmet ($14 el pocillo, acompañado por un cuadradito dulce).

Abierto durante la mayor parte del día, en el Florida Garden se puede desayunar, almorzar, cenar, vivir. Hay de todo y para todos los gustos: minutas tradicionales y algunas incorporaciones recientes como el sándwich big vegetariano ($40) o los blinis con jengibre y salmón ahumado ($55). Un plato simple y que no falla: la querida pascualina ($35), con varias capas de hojaldre, buen queso y altura. Los precios son algo elevados para la zona, pero las porciones, abundantes.

Un párrafo propio merece la pastelería: una auténtica gloria con su desfile continuo de sacramentos, churros, bizcochuelos y bay biscuits. Los cheese cakes –el tradicional y el de chocolate–, frescos y deliciosos, tienen fama bien ganada.

Ubicado detrás de la barra, despachando cortados aquí y allá, se ubica Pedro Alvarez, que de tanto atender celebridades en sus 40 años de servicio –desde Tita Merello y los artistas del Di Tella hasta la trilogía de Monzón, Maradona y Borges– se convirtió él mismo en una figura. Los clientes lo saludan y lo buscan. “Soy un mozo de los de antaño, me gusta que la gente la pase bien y vuelva”, dice quien, aun teniendo edad para jubilarse, prefiere seguir en su puesto de trabajo, todos los días, de 11 a 8, en ese pequeño y entrañable mundo que es el Florida Garden.

Florida Garden está en Paraguay y Florida, Microcentro.

Teléfono: 4312-7902. Horario de atención: lunes a viernes de 6 al cierre, sábados de 6 a 23 y domingos de 8 a 23.