Dom 01.06.2014
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A COMER AL PASO

› Por Sandra Martínez

ESTILO PEPERINO

No hace falta siquiera decirlo: la fama de Fabio Alberti viene de su trabajo como humorista. Sus personajes creados para el mítico Cha Cha Cha lograron sobrevivir el fin del programa y continúan vigentes, con sus propias historias en televisión y teatro. Pero hay una faceta menos conocida de este actor, y es su amor por la cocina, que despunta no sólo participando en el programa de Narda Lepes, sino también en su propia hamburguesería en San Isidro. El lugar se llama El puesto De Fabio, y se inscribe dentro de la moda de los food trucks, espacios de comida móvil, armados en pequeños camiones o utilitarios. En este caso ubicado en el estacionamiento del Salón del Bajo, abrió el último verano, rodeado por algunas mesas y con cumbia colombiana por los parlantes. Ahora, para combatir el frío, también habilitaron el salón contiguo, dando cobijo así a más comensales.

Esta no es la primera experiencia de Fabio en la comida callejera. Hace varios años descolló en el Festival Internacional de Teatro con un puesto de choripanes, más tarde ocupó un terreno en San Isidro –donde vive con su familia– para repartir gratuitamente choripanes entre los vecinos, una breve iniciativa que duró hasta que llegó la policía y levantó todo.

Ahora, en un marco de legalidad –y bromatología aprobada– el rubro cambió a las hamburguesas nombradas en honor de sus personajes, desde la sencilla Boluda con queso ($ 35) hasta la deliciosa Fasulo con hongos asados, brie y cebolla ($ 60, se puede agregar panceta por otros $ 5). Para acompañar, crocantes papas rejilla ($ 15) y cerveza ($ 40 la de litro, $ 20 el vaso de tirada). A diferencia de otras hamburgueserías que se olvidan de los postres, aquí no hay que irse sin probar la muy buena mousse de chocolate belga ($ 20). Y para llevar a casa, una botella de salsa de tomate Peperino Pómoro, con una gráfica que homenajea los productos de Paul Newman.

Advertencia para los cholulos, los compromisos teatrales de Fabio no siempre le permiten atender personalmente. Pero sólo por la comida, vale la pena visita su puesto.

El puesto De Fabio queda en Roque Sáenz Peña 1159, Bajo de San Isidro. Horario de atención: sábados de 21 al cierre. Abre también en fechas especiales, consultar su página en Facebook.


UN CACHITO ESPECIAL

Cachito Premium es el prototipo perfecto del fast food argentino. Al acercarse, lo primero que se ve es el cartel con el nombre fileteado y una caricatura de Cacho, el dueño de esta pequeña esquina en Villa Crespo. El local es simple: una pequeña barra separa el interior de la vereda, donde si el día es lindo habrá unas cuatro mesas dispuestas. Dentro, una parrilla enchapada en acero mantiene durante toda la jornada las brasas a base de quebracho y carbón. Sobre los fierros en forma de V, salen sin pausa pero también sin prisa los rellenos de los sándwiches. “El más vendido es la bondiola ($ 35). Pero también piden mucho el lomo ($ 42), una delicia. La carne la traigo todos los días”, explica Alejandro, uno de los socios y amigos que está a cargo de este lugar nacido hace poco más de un año.

No hay trucos ni complicaciones: Cachito Premium sólo ofrece sándwiches salidos de la parrilla. A la bondiola y el lomo se suman chorizo, morcilla, una salchicha de tipo alemán, hamburguesa, provoleta y un cuadril muy tierno. Los precios van de $ 25 a $ 42 (adicional de tomate, queso y lechuga, $ 8) y los panes los elabora una panadería especialmente para el lugar: para la hamburguesa una figazza extra large, para el resto un pan francés de 25 centímetros, amasado con un poco de grasa para sumar sabor. Sobre la barra, hay mayonesa, ketchup, mostaza, además de chimichurri y salsa criolla caseros.

“Para que la gente venga, hay que marcar las diferencias. Por eso, por ejemplo, sumamos una propuesta musical”, sigue Alejandro, señalando el LCD donde se ven en continuado diversos DVD, de Pink Floyd a hip hop, de Stevie Ray Vaughan a Soda Stereo.

El público es heterogéneo, pero constante: hay estudiantes, familias, laburantes y muchos jóvenes seducidos por un sandwich generoso y recién hecho a precios amigables. De beber, cerveza (lata $ 15, litro $ 35), gaseosas y vino. El éxito se hace notar: ya sumaron un cerramiento plástico y pronto habrá calefacción para la vereda. Y prometen agrandar el espacio ocupando el local vecino. Espíritu de carrito, en formato premium.

Cachito Premium queda en Apolinario Figueroa 399. Horario de atención: lunes a sábados de 12 a 23.45.


RAPIDO Y ORGANICO

Comida al paso no tiene por qué ser sinónimo de poco saludable. Sobran los ejemplos de eso que en el mundo dio en llamarse fast&good, y que en San Telmo suma un nuevo ejemplo: Funk & Deli, un barcito se autodefine como 35 por ciento orgánico, 35 por ciento natural, 30 por ciento convencional. El salón es pequeño pero bien aprovechado, con una barra de banquetas altas y varias mesitas como para comer en el lugar. Simpático el detalle de los carreteles gigantes pintados en vivos colores que funcionan como mesas en el interior y también en la vereda, ideales para aprovechar el sol otoñal del mediodía.

La jornada arranca a las 10 con algunas promos de desayuno. Café, té o jugo orgánico acompañados por una porción de budín –de pera y jengibre, de limón y amapola o de banana y chocolate– o con un brownie, cuesta $ 40. Para el almuerzo ofrecen varias opciones vegetarianas a $ 55, que pueden ir de una sopa del día acompañada con un par de muffins hasta un rico bagel relleno con hummus de garbanzo, cebolla, zapallitos asados y cebolla caramelizada. También hay opciones con carnes y pescados, como la ensalada de atún, pepinos, verdes y queso crema o el wrap de lomo con arroz, puerro y queso ($ 60).

A la hora de la merienda, es muy bueno y abundante el carrot cake con nueces ($ 30), lo mismo las tarteletas de chocolate, que pueden salir con una limonada ($ 25) o algún licuado de frutas de estación (desde $ 35).

A tono con los tiempos modernos, Funk & Deli también funciona como pequeño mercado gourmet, con una interesante selección de productos. Hay mostazas, vinos , aceites y vinagres, dulces, miel, varias marcas de yerba mate de cooperativas, cervezas y jugos, pero lo más original es su garrapiñada de semillas de calabaza orgánicas ($ 15), un snack que producen ellos mismos y resulta ideal para darse un gusto en cualquier momento del día. Con buenos precios, atención muy amable y cocina que cumple con su premisa de sano y casero, es uno de esos lugares para agendar en el paseo en San Telmo.

Funk & Deli queda en Perú 1092. Teléfono: 4307-4564. Horario de atención: todos los días de 10 a 20.


Fotos: Pablo Mehanna

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