Juste Kostikovaite (1980) nació en Lituania, pero vive en Londres. Curadora, artista, diseñadora, la joven ha pergeñado un plan para desafiar la percepción y extender las oportunidades de la mirada. Específicamente, a través de “tres puntos de vista diferentes que la naturaleza no tenía planeados para tus ojos”, en palabras de quienes festejan la sencilla inventiva. Sencilla pero efectiva, en formato físico determinado y con nombre de bautismo: EYEteleporter. Tal es el epíteto de la máscara de cartón corrugado de alto gramaje que, manteniendo su integridad estructural, toma diferentes posiciones, permitiendo “mirar” a la altura de la panza, en elevación (ideal para recitales o para espiar al vecino) o hacia atrás... sin girar la cabeza o saltar, valga la aclaración. ¿La clave? Los dos espejos (uno convexo, otro plano) irrompibles ubicados en el interior del adminículo.

En proceso de recaudar fondos para comercializar el peculiar objeto, Kostikovaite ya suma 800 de las 3000 libras que tiene por meta en su campaña crowdfunding de KickStarter. Y a cambio de los generosos mangos, ofrece pins de cartón, EYEterporters miniatura, en tamaño real, tuneados con pieles sintéticas o amalgamados a un scooter para patinar y ver distinto. “Hay que desplazar la mirada; torcer la imagen corporal y visual”, propone Juste a través de su sitio web y, con el chiche puesto, subraya la necesidad de jugar. A ser más alto, a ser más pequeño, a tener la cabeza dada vuelta. A lo que venga en gana.