“Así como la ciencia ficción se topa con la historia del arte, el tiempo se encuentra con el deseo inagotable de la mitología que yace en todos y cada uno de nosotros”, postula el fotógrafo francés Sacha Goldberger al momento de narrar su más reciente obra, Super Flemish (en castellano, Súper Flamenco). En dicha serie, el hombre –que se hiciera famoso por capturar a su abuela de 91 años (Super Mamika) cual improbable superheroína años atrás– vuelve sobre icónicos personajes de capa llevar para responder curiosos interrogantes: “¿Qué hubiera sido de Superman de haber nacido en el siglo XVI? ¿Y si Hulk hubiese sido un duque? ¿Cómo hubiera retratado Jan van Eyck a Blancanieves?”. Emulando técnicas propias de la pintura flamenca, con el contrapunto luz-sombra para ilustrar nobleza y la captación psicológica de los personajes, Goldberger se reapropia así de iconos contemporáneos (buenos y villanos) y celebra su infancia. Sin dejar pasar el más mínimo detalle, como presupone el año y medio de preparación que le tomó la obra, los estudios en maquillaje y los cinco diseñadores que trabajaron para confeccionar trajecitos de época. “Ellos han vivido sus vidas envueltos en el anonimato. Estos retratos les dan la oportunidad de fijar el narcisismo negado. Y por la perturbación temporal que producen, estas imágenes nos permiten descubrir, bajo la pátina del tiempo, una melancolía inesperada de quienes han de ser invencibles”, dice sobre su peculiar acercamiento a Batman y Robin, Chewbacca y la Mujer Maravilla, el Guasón, Gatúbela y Spiderman, entre muchos otros.