No es precisamente novedoso que el contacto con animales de diversa índole puede ser beneficioso para la salud. Sin más, la terapia animal (o zooterapia) tiene nombre propio, protagonistas varios (felinos, perros, caballos, aves, delfines, etc.) y probados progresos en personas con autismo, alzheimer, problemas de audición o vista... Lo que acaso sí sea novedoso es que, acorde a una investigadora de la Indiana University Media School, el mero hecho de ver videos protagonizados por gatos también sería saludable. Algo que, de ser cierto, estaría favoreciendo al planeta entero. Porque, sólo en 2014, los clips de YouTube protagonizados por esta mascota favorita fueron vistas más de 26 mil millones de veces, más que cualquier otra categoría. En otras palabras, los ronroneantes bichos le han pasado el trapo a: shows de cocina, videos musicales, noticias, bromas, niñatos chistosos y, especialmente, pornografía. “Si queremos comprender mejor los efectos que Internet puede tener en nosotros como individuos y como sociedad, la ciencia no puede continuar ignorando el fenómeno gatuno”, anota Jessica Gall Myrick, la investigadora en cuestión.

Así, tras entrevistar a más de 7 mil personas, bosquejó los siguientes resultados: que tres cuartas partes de la gente mira los clips durante sus horas de trabajo o estudio; empero, el placer de ver una bola de ternura con garras supera mayoritariamente cualquier sentimiento de culpa frente al claro gesto de procrastinación o distracción. Que –acaso lo más importante– los participantes reportan sentirse más energizados tras el visionado, además de experimentar un aumento de sentimientos positivos (léase, esperanza, alegría) y una baja notable en los niveles de ansiedad, nostalgia o tristeza que sentían previo a la experiencia felina. Ergo: aún en pantalla, los gatos podrían combatir enojo, culpa o estrés. Nada mal para la santa criatura, estrella de todos los días. “Miau”, de aquí en más, bien podría significar “salud”.