Nada dice “sabor” como colores bien definidos. Al menos, para diseñadores con trastorno obsesivo-compulsivo, gustosos en poder optar fehacientemente entre un café negro Pantone 19-11, un latte 17-1227, juguito de manzana y pepino 15-0543, un croissant 16-0924 o un éclair de chocolate 19-1625. Y qué decir de la ensaladita verde Pantone 15-5534...

Delicia total, definida según el tono que representa en el popular (clásico, favorito, práctico) sistema de identificación, correspondencia y comunicación cromática; sí, sí: el sistema Pantone. Instituto del color que, además de elevar la tradición de coronar el tono del año (en 2015, el marsala), hoy cuenta con un espacio gourmet que rinde homenaje a su amada guía de colores, creada por Lawrence Herbert en los ‘60. Ubicado en la Costa Azul de Mónaco, el flamante Café Pantone (no podía llevar otro nombre) ofrece bebidas y platos cuidadosamente bautizados acorde a la paleta. Sin que siquiera falten las correspondientes etiquetas cromáticas para: servilletas, tazas, maquinolas...

Construida y diseñada por la compañía Mónaco Restaurant Group, a orillas de la mentada costa, se trata –lamentablemente– de una propuesta efímera. Finalmente, la matizada cafetería (“el lugar más instagrameable del mundo”, a decir de la revista Paste) permanecerá abierta hasta el 9 de septiembre, cuando baje la persiana y deje de accionar desde las 10 am hasta las 20 pm y de dispensar pasteles, sándwiches, focaccias, helados caseros... “Esta no es la primera vez que Pantone figura en los espacios cotidianos de las personas. Hace un par de años, la empresa debutó con un vibrante hotel de siete pisos en Bruselas, Bélgica. En este lugar, todos los tonos usados en la decoración derivan directamente de sus icónicas paletas de colores, lo que permite al huésped elegir la habitación que va de acuerdo a sumood”, advierte el sitio Design Boom. Pues, en este nuevo proyecto, el mood define un antojo comestible, muy en sintonía al autodefinido mantra, que reza: “Saborea los colores”. Otro elemento sensorial que se suma a la obsesión.