Cuando a fines de septiembre, en un manojo de países, salió a la venta List of The Lost, primogénita novela del estimado, reverenciado, querido Morrissey, la crítica no se hizo esperar, coincidiendo mayoritariamente en que se trataba de un libro… ilegible. “Es tan terrible que, aunque solo tenga 118 páginas, sigue siendo demasiado largo”, “está repleto de clichés y diálogos bizarros, rebuscados”, “mal concebido, torpemente expresado y perezosamente imaginado”, “esta gran ficción basura es tan imposiblemente desagradable que se convertirá en un objeto de culto en semanas”, fueron algunas de las -taxativas- devoluciones que recibió la vapuleada pieza acerca de un equipo de atletas que, en los 70, mata accidentalmente a un demonio y queda maldecido. Empero, no todo está perdido para el pobre Moz, en tanto –¡al menos!– ha recibido un premio por sus esfuerzos literarios. Más no fuera, un premio poco (o nada) codiciado… Se trata del “Bad Sex in Fiction Award” (en castellano, “Premio a la peor escena de sexo en ficción”), simbólica estatuilla entregada anualmente por la revista brit Literary Review con el finísimo fin de alertar sobre “pasajes vulgares, mal escritos, superficiales o redundantes de una descripción sexual en novelas modernas, amén de desalentarlas”. Morrissey venció a otros ternados; “vibrantes y variados”, a decir del jurado. Entre ellos, George Pelecanos, guionista de The Wire, nominado por su novela The Martini Shot (“me froté contra ella hasta que quedó mojada como un tobogán de agua”)y Joshua Cohen, por Book of Numbers (“sus pechos eran como jóvenes cervatillos, ovejas que retozaban en hisopos”), entre otros. Y aunque el laurel fuera anunciado a comienzos de diciembre, solo los pasados días el ex Smiths se refirió al tópico y, lejos de agradecer el reconocimiento, se mostró francamente disgustado: “Lo mejor es mantener una distancia indiferente, porque hay demasiadas cosas buenas en la vida para permitir que estos horrores repulsivos te tiren abajo”, le dijo al diario uruguayo El Observador. Sobre volver a escribir escenas de sexo, por cierto, nada ha expresado.