Los wunderkammer, o gabinetes de curiosidades, son a menudo referenciados como el antecedente a los museos contemporáneos. Con data a partir del siglo XVI, en la Europa renacentista, se trataba de vitrinas que reunían colecciones privadas de peculiaridades, expuestas con fines lúdicos o didácticos: desde especímenes minerales y vegetales, rarezas anatómicas o diagramas médicos, hasta manuscritos con descripciones de figuras míticas y planes de máquinas improbables. Evocando esa naturaleza curiosa, edificante y acumulativa, el fotógrafo italiano Dan Bannino decidió pergeñar sus propios wunderkammer en la serie Nichos de maravillas (el original, “Niche of Wonders”), donde el artista imagina colecciones posibles de músicos varios, en honor a las versiones de antaño que —a decir del tano— “también buscaban revelar algo acerca de la visión de mundo de sus dueños”. Así, el gabinete de Taylor Swift acumulará suficientes figurines de mininos para interpretar la afición de la popstar por el mentado animalito; mientras el de Roger Daltrey lo develará como un ávido pescador. “Hace un tiempo me topé con un documental acerca de Alice Cooper, que subrayaba cómo este maestro del horror se había vuelto adicto al golf. Me pareció un contraste brillante entre su personaje sobre el escenario y su vida privada”, esgrime Bannino sobre la génesis de un proyecto en curso que ya incluye a Cooper, Mozart, Frank Sinatra y Nikky Sixx, entre otros, y que promete “cambiar tu perspectiva sobre tu rockstar favorito” y, por qué no, dar tips sobre qué regalo obsequiarle la próxima navidad.