Envolvió El Beso, de Rodin, con una cuerda de 160 centímetros de largo. Destruyó un cobertizo y lo volvió a armar, colgando del aire. Hizo tapones para oídos con polvo tomado de la Galería de los Susurros de la Catedral de San Pablo. Entrevistó a Noam Chomsky en una conversación muy… chomskiana. Puso a Tilda Swinton a dormir en The Maybe, instalación del 95, donde la actriz pasó siete días, ocho horas a diario, descansando en un féretro de cristal elevado… En fin, apenas algunas de las obras que la reconocida artista Cornelia Parker (1956, Cheshire, Reino Unido) anota en su hoja de ruta. A la que, desde el pasado 19 de abril –y hasta el próximo 31 de octubre–, suma otra: Transitional Object (PsychoBarn), pieza que ha hecho temblar a cantidad de visitantes, emperifollando el techo del Metropolitan Museum of Art (MET), en Manhattan. “Cuando me ofrecieron este espacio, me intimidó el horizonte arquitectónico neoyorkino. Quise entonces poner una estructura incongruente con la visual predominante: una casa doméstica”, esgrime la artista.

Empero, la mentada casa no es cualquiera: se trata de una fachada de casi 10 metros de altura que rinde homenaje a la famosa mansión de Norman Bates, el protagonista de Psicosis (1960, Alfred Hitchcock). “Allí convivían un hombre y dos personalidades”, recuerda el diario El País, haciéndose eco de la noticia. Sumando, por otra parte, otra inspiración evidente: los cuadros de Edward Hopper, fundamentalmente Casa junto a la vía del tren, que nutriese antaño al propio Alfred. “Es la reinterpretación de una reinterpretación”, subraya el medio ibérico. Construida, eso sí, con madera de graneros originales de la Norteamérica profunda, desmontados por un equipo de diseñadores y constructores bajo la mirada atenta de Parker. Quien, por otra parte, no recomienda enlistar la propiedad en Airbnb, porque “aunque luce muy sustancial y convincente, la ilusión se desvanece rápidamente”: es pura fachada.