El rapero Kanye West siempre da tela de dónde cortar. Solo en los últimos días, el maridito egomaníaco de Kim Kardashian, padre de North y Saint, inauguró una exhibición de arte en una galería de Los Ángeles, optando por “asistir” a la inauguración vía Face Time. También se mandó extensa y comentada perorata durante los recientes MTV Music Video Awards, donde –de cuerpo presente– volvió a compararse con Walt Disney y Steve Jobs, esgrimió que el modo de empobrecer a la gente es quitándole a sus ídolos y, claro, se definió como un ídolo, una influencia innegable, un líder de opinión. Al rato, lanzó su última “obra maestra”: el clip del tema “Fade”, mayormente inspirado en la icónica secuencia de baile de Flashdance, aunque tampoco falten corderos, sexo en la ducha, una mujer que se metamorfosea en gato. Y, ni lento ni perezoso, también dio renovada muestra de su magnánima creatividad con adicional empresita: su diseño de calzado para infantes, mocasines con exterior flexible y “receptiva suela de caucho para tracción superior”, además de capa de gamuza premium, a la venta por 130 dólares el par, creado en colaboración con Adidas.

Empero, más allá de tanta propuesta, acaso la más peculiar noticia que lo involucra haya acaecido a fines de agosto, cuando salió a la venta el flamante LP Blond de su colega Frank Ocean. Para algunos afortunados, el disco vino con regalito: un fanzine intitulado Boys Don’t Cry, que además de incluir entrevistas a Katonya Breaux –madre de FO– y a Lol B, fotos de Wolfgang Tillmans, sumó una poesía del artista Kanye. Otra prueba de su ¿genialidad?, con versos tan imposibles que el único modo de explicar es transcribir. Dice el poema del también poeta West, alta cultura: Mc Donalds hombre/ Mc Donalds hombre/ Las papas fritas tienen un plan/ Las papas fritas tienen un plan/ La barra de ensaladas y el kétchup formaron una banda/ porque las papas fritas tienen un plan/ Las papas fritas tienen un plan/ Mc Donalds hombre/ Mc Donalds… Y continúan los versos sobre la conflictiva relación de las maquiavélicas fritas con otros ítems del menú. Salvo, valga la deferencia, el pastel de manzana, que al parecer se salva de todo. Gracias, Kanye.