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Domingo, 7 de noviembre de 2004

VALE DECIR

valedecir

Washington al desnudo
George W. habrá ganado las elecciones presidenciales pero la puja por el poder continúa por otros medios. Unas semanas atrás se informó que la pintura Man of Leisure, King George, había sido descolgada de los salones de Museo de la Ciudad, en Washington DC. El cuadro, pintado por la artista Kaity Didriksen (en, se dice, el estilo del Olimpia de Manet) retrata al presidente reelecto completamente desnudo sobre un sillón, y a su vice Dick Cheney de pie, sosteniendo una almohada con una corona. La obra formaba parte de una muestra llamada Funky Furniture, que duró menos de una semana. “No era lo que el museo esperaba”, fue la explicación oficial. “Este no es un museo de arte”, dijo una vocera de la institución. “Nos visitan mayormente grupos de chicos, con maestros que intentan enseñarles algo de historia.” Hasta ahí, lo que hace a los motivos del museo. Pero ahora que Junior está agrandado, habrá que ver si accede a que el cuadro se cuelgue en algún otro salón capitalino y si pretende exigir que se le haga algún que otro retoque.

Jugate conmigo
Ahora que el elefante se quedó en la Casa Blanca, es hora de analizar qué papel habrá jugado la guerra de los videogames políticos en la derrota de Kerry. Aunque ambos partidos pusieron sus videojuegos a disposición del público en Internet, hay que decir que los republicanos fueron más rápidos y lanzaron John Kerry: Tax Invaders (www.gop.com/taxinvaders), un fichín en el que el usuario maneja la cabeza de W. para enfrentar la lluvia de medidas impositivas de los demócratas. Luego fue Kerry vs. Kerry, donde el candidato derrotado debía resolver las supuestas contradicciones de su plataforma electoral, arriba de un ring. Y hubo más aún: en un tercer juego, modelado sobre el Monopolio (que es la versión neoyorquina de El Estanciero, por así decirlo) y al que los cráneos del republicanismo bautizaron Kerryopoly, el JFK del siglo XXI derrocha dinero sin culpa. Los demócratas, por su parte, se quedaron cortos en la respuesta. Tímidamente contraatacaron con el Contractopoli, cuyo objetivo consiste en hacer lobby para ganar jugosos contratos en la reconstrucción de Irak. También inventaron el Kick Bush Out (www.democrats.org/kickbushout: “Saquemos a patadas a Bush”) cuyo débil incentivo consiste en elegir cómo debe hacer el burro demócrata para amedrentar al presidente, siempre, claro está, con las patas traseras del animal. En definitiva, el único jueguito al que parecieran haberle puesto un poco de onda vendría ser el más idiosincrático Opinions, en el que el jugador debe tomar decisiones relativas a la política nacional e internacional (aunque tal vez haya resultado demasiado serio para los demócratas que navegan en la red). Lo seguro es que, al igual que las películas de Michael Moore, no fue suficiente.

Un yanqui en las calles de Bagdad
Sorpresa: apareció el manual del Pentágono para ocupantes norteamericanos en Irak. Es de 1942.
En 1942, los norteamericanos entraron a Irak. En ese momento fueron bien recibidos, ya que venían a ayudar a que su petróleo no cayera en manos de los nazis, ya sea porque Rommel tomara Egipto y tuviera las puertas de Medio Oriente abiertas, o por alguna de las muchas conspiraciones pronazis y antibritánicas en Bagdad. En ese entonces, el gobierno norteamericano distribuyó entre sus tropas un opúsculo titulado Una breve guía de Irak que contenía, ni más ni menos, instrucciones para evitar lo que terminó pasando en 2002. Es una pena que George W. Bush no haya encontrado en el archivo del Pentágono una copia para leer. En un vano esfuerzo por la paz mundial, Radar reproduce algunos de sus pasajes más increíbles:

•“Usted va a entrar a Irak (se pronuncia Ai-rák) como soldado y como individuo, porque en nuestro bando se pueden ser ambas cosas. Esa es nuestra fuerza, si tenemos la astucia de usarla bien. Como soldado, ya se le explicaron sus deberes. Como individuo, lo que cuenta es lo que haga por iniciativa propia, y esto puede ser mucho más importante de lo que usted cree.”

•“El éxito norteamericano en Irak puede depender de que a los iraquíes -como se llama el pueblo de Irak– le gusten o no los soldados norteamericanos. Puede que no sea tan simple. Pero también puede ser que sí sea tan simple. La mejor manera de lograrlo es llevarse bien con los iraquíes y la mejor manera de llevarse bien con cualquiera es entendiéndolo.”

•“Algo que seguramente va a llamarle la atención es el olor. Seguramente usted escuchó hablar del misterioso Oriente. Usted vio películas sobre la exótica vida en el desierto y en los bazares. Cuando llegue allí va a buscar en vano las cosas que esperaba y va a oler y sentir muchas que no están en las películas. Pero no se desanime. A la mayoría de los norteamericanos y europeos que van a Irak al principio no les gusta. Seamos francos al respecto. Pero casi todos terminan cambiando de impresión, básicamente por los iraquíes que terminan conociendo. Lo mismo va a pasarle a usted. Ese hombre alto con una túnica ancha que pronto va a conocer, de barba y con el pelo largo, es un estupendo guerrero con profundo conocimiento de la guerra de guerrillas. Si es su amigo, será un aliado firme y valioso. Si resulta ser su enemigo... ¡cuidado! ¿Se acuerda de Lawrence de Arabia? Fue con hombres así que él hizo historia en la Primera Guerra.”

•“¿Diferentes? Claro que son diferentes y mucho. ¿Y? Usted no está yendo a Irak para cambiar a los iraquíes. Todo lo contrario. Estamos peleando esta guerra para preservar el principio de
vivir y dejar vivir.”

•“Casi todos los que va a conocer serán musulmanes. A ellos no les gusta tener “infieles” –para ellos usted es un infiel– cerca de sus mezquitas. Generalmente se reconocen las mezquitas por sus altas torres. Si trata de entrar a una lo van a echar, probablemente a patadas. Si por error se encuentra cerca de una mezquita, váyase rápido antes de que haya problemas.”

•“Usted seguramente pertenece a una iglesia por lo que sabe cómo se sentiría si un extraño insultara o desecrara su templo. Los sentimientos de los iraquíes son muy parecidos, sólo que más intensos. Tenemos que respetar a los musulmanes por la intensidad de su devoción religiosa.”

•“Los musulmanes iraquíes están divididos en dos facciones, más o menos como la nuestra entre protestantes y católicos, o sea que no hay queparticipar en discusiones religiosas con ellos. También hay diferencias políticas en ese país que dejan sin aliento a diplomáticos y estadistas.”

•“Si usted puede ganarse la confianza y la amistad de los iraquíes que conozca, estará haciendo más de lo que se imagina para traerlos a nuestra causa común.”

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