Rompan todo
Los españoles estresados han encontrado una solución, cuando menos temporal, a sus problemas de marote. Una nueva terapia, alumbrada por un grupo de entrepreneurs, provee a sus pacientes la posibilidad de destrozar autos, computadoras, televisores y celulares mientras escuchan alguna música más bien pesada y metálica. El servicio se llama “Terapia del Daño” y cuesta unos 40 euros la sesión. Al cliente se lo provee de un martillo y un pase libre por la chatarrería principal (o el desarmadero de autos) de la ciudad. Al mejor estilo de las publicidades de venta telefónica, un paciente satisfecho declaró que “a veces vengo cuando tuve un mal día en el trabajo, tomo un teléfono móvil, lo apoyo en el piso y lo pulverizo de un solo golpe. No pueden imaginarse lo satisfactorio que resulta”. El pase dura hasta unas dos horas, pero los organizadores aseguran que hasta el momento nadie ha necesitado más de treinta minutos.

Los perros de la paz
Ni sumarse a las huestes de Michael Moore ni recorrer Bagdad con Sean Penn: Dustin Hoffman asevera que para hallar el secreto de la paz no hay más que volverse a la naturaleza. Y seguir el ejemplo de los perros, para ser más precisos. El protagonista de Tootsie, Rain Man y la inminente secuela de La familia de mi novia (con Robert De Niro y Ben Stiller), declaró esta semana que la humanidad tendría menos conflictos si, al igual que los perros, los hombres se olieran los traseros entre ellos antes de decidir si pelear o no. Para que no queden dudas, Hoffman ha dejado sus profundas ideas por escrito en el número de diciembre de la edición británica de Playboy, lo cual permite citarlo con mayor exactitud: “Si hay un montón de perros en la playa, lo primero que hacen es olerse los culos unos a otros. La información así obtenida de alguna manera los convierte en pacifistas. Entonces pensé: si tan sólo nos oliéramos el culo los unos a los otros, no habría guerras”. Sic.