VALE DECIR
A treinta años del golpe militar en la Argentina, y a poco más de un mes para el Mundial, se presenta en Alemania una muestra fotográfica en las sedes mundialistas titulada Fútbol y Derechos Humanos. La exposición toma como eje el Mundial ‘78 realizado en el país y muestra cómo la dictadura militar argentina utilizó el evento deportivo para presentarse como un Estado de derecho. Según la Coalición Alemana contra la Impunidad, organización a cargo de esta muestra, “el mundo había acudido a la Argentina a jugar pacíficamente al fútbol. Pero, en Buenos Aires, los centros de tortura estaban a sólo unos pocos cientos de metros de los estadios. Algunos detenidos informaron más tarde que en sus celdas podían escuchar los vítores de los hinchas de fútbol”. El objetivo de la Coalición es que los visitantes de la exposición firmen una carta abierta, en la que se exige que la Federación Alemana de Fútbol y al mismo gobierno alemán se disculpen oficialmente por el sumiso comportamiento durante el Mundial en nuestro país. De hecho, en aquella época Amnistía Internacional había lanzado una campaña con el lema “Fútbol sí, torturas no”. Según dice un ex miembro del Consejo Directivo de Amnesty a la revista de deportes Un Caño, que acaba de volver a los quioscos, nunca quisieron boicotear el Mundial sino evitar que la Junta Militar utilizara políticamente el torneo, tal como hizo Hitler con las Olimpíadas de 1936. Después de todo, aun sabiendo que en la Argentina ya había desaparecidos de origen alemán, el seleccionado germano jugó el Mundial.
Once años atrás, el mundo contuvo el aliento por unas semanas cuando Ray Santilli, un distribuidor de video de Londres, anunció que había comprado una película muda que testimoniaba la autopsia de un extraterrestre realizada por el gobierno de los Estados Unidos en 1947, en el desierto de Nuevo México, más precisamente en ese lugar llamado Roswell. Santilli aseguraba entonces haber comprado los catorce rollos de los que constaba los 91 minutos de película a un camarógrafo retirado del ejército norteamericano. Con el estreno británico de Alien Autopsy, una película sobre las vicisitudes de ese rodaje, los responsables de lo que desde hace tiempo se sabe que fue una elaborada estafa finalmente han confesado. Su director resultó ser John Humphries, el creador del cyber presentador televisivo Max Headroom, un graduado de la Academia Real británica que recientemente trabajó en los efectos especiales de Charlie y la fábrica de Chocolate, de Tim Burton. Humphries reveló que trabajó durante cuatro semanas preparando la autopsia, y que la película fue realizada por él, Santilli y tres personas más en el mayor de los secretos. “Sólo se lo conté a mi esposa cuando me contrataron para trabajar en Alien Autopsy”, explicó. Por su parte, Santilli insiste aún hoy en haber comprado aquellas latas, pero asegura que la película se dañó irremediablemente cuando fue expuesta al aire después de 48 años. “Por eso fue que recreamos la película con Humphries”, asegura. “Le di ordenes precisas y el resultado fue una genialidad.”
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