VALE DECIR
En tiempos photoshópicos como los que vivimos (de cuerpos y rostros de famosos y no tan famosos retocados y hasta reinventados con el Photoshop) cuesta un poco creerse estas cosas. No es que la infinita diversidad gatuna no permita combinaciones de manchas como éstas, pero es cierto que hoy cualquier payaso puede sacarle una foto a su morrongo y pintarle un bigotito como el de Hitler (o el de Chaplin). En cualquier caso, que nadie les eche la culpa a estos encantadores mininos, que están expuestos en www.cats thatlooklikehitler.com (que quiere decir www.gatosqueseparecenahitler.com): no son malos, ni intolerantes, ni asesinos, ni los anima un espíritu dictatorial, o al menos no más que al resto de los gatos del mundo que, hay que reconocerlo, son bastante déspotas y engreídos. Simplemente les salió una manchita, justo ahí.
También sufre Australia. País donde al fútbol le dicen soccer, donde el deporte nacional es el footy o fútbol australiano –disciplina incomprensible para el resto del mundo–, se entusiasmaron sin embargo con una selección llena de empeño: hasta salieron a la calle en Melbourne cuando la clasificación a octavos, y eso que el partido terminó a las cuatro de la madrugada. El sueño terminó porque no pudieron meter un solo gol y a Italia le regalaron un penal en tiempo de descuento. Ahora sufren y, además de tronar contra la FIFA, reclaman una “evolución” de lo que ellos llaman “el bello juego”. Claro que las propuestas demuestran que los aussies todavía no saben de lo que están hablando. En el diario The Age, el columnista Tim Colebatch escribía: “Lo que hace que el soccer sea un juego con pocos tantos es sobre todo la regla del offside, que limita la posibilidad de gol. Entonces los delanteros se convierten en actores profesionales que fingen penales. El juego debería permitir más goles, sea eliminando la regla del offside o agrandando el arco. Así los referís tendrían menos influencia y el partido se determinaría por cómo juegan los equipos”.
¡Claro! Y también se podría subir el número de jugadores a 14, permitir el uso de las manos cuando sea procedente y que el juego físico no tenga ningún tipo de limitaciones. Oh, no..., ¿no se parece mucho a eso llamado fútbol australiano?
No, no es una publicidad de ropa interior. Es simplemente el reflejo de la fiebre mundialista que se vive por estos días y de la que no quieren quedarse afuera ni siquiera las casas de alta costura. Dolce & Gabbana, por su parte, es la responsable de esta campaña donde se ve a cinco de los jugadores del equipo italiano y, aunque no parezca, su aporte a la selección es la ropa utilizada por el plantel fuera de la cancha. No es una tendencia nueva, Dios nos guarde. Hace rato que todas las escuadras ponen la carne al asador. Fredrik Ljunberg de Suecia es modelo de Calvin Klein; Kaká, el torpedo brasileño, hace lo propio con Armani, y muchos otros (Francesco Totti, David Beckham, Gianluca Zambrotta, Fabio Cannavaro, Andriy Shevchenko, por citar sólo algunos) se vienen sacando fotos escasos de ropas para producciones y calendarios porque sí nomás, porque son lindos, porque hay que vender camisetas y revistas.
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