VALE DECIR
El año pasado, Ricky Gervais había aceptado ser el anfitrión de los Globo de Oro, y se propuso hacerlo de la forma más ofensiva posible como para que no lo llamaran más. Este año, el creador de The Office (la versión original británica) y Extras fue nuevamente su anfitrión. Y por más que los titulares de muchos medios hayan dicho que la velada fue “polémica”, los organizadores no están para nada enojados con Gervais. Todo lo contrario: gracias a sus chistes zarpados obtuvieron muchísima atención y no descartan volver a llamarlo el año que viene.
“Hoy es una noche de mucha fiesta y mucho alcohol –dijo el anfitrión al comienzo de la velada–. O, como lo llama Charlie Sheen, desayuno.” Luego Gervais detalló el último escándalo de Sheen, que le presentó a una estrella porno a la mujer y luego se la llevó (no a la mujer) a un hotel y rompió todo. “Y esto fue un lunes –dijo Gervais–. ¿Qué hará el tipo para Año Nuevo?”
Prosiguió diciendo que fue un gran año para las películas 3D. “Todo es tridimensional ahora, excepto los personajes de El turista.” Ante la catarata de risas, Gervais añadió que “me hacen sentir mal, la verdad es que me sumo a los chistes pero no vi la película, ¿quién vio esa película?”.
“Quiero cortar el rumor de que fue nominada sólo para que los críticos pudieran compartir esta cena con Angelina Jolie y Johnny Depp –continuó Gervais–. Eso es mentira, no es la única razón: también hubo sobornos.”
La cámara enfocó a Johnny Depp, quien graciosamente sonrió y aceptó el chiste. Después de todo, son actores millonarios, no pasa nada si los deliran por un ratito.
El anfitrión, sin dar tregua, se dedicó a hablar de películas que no fueron nominadas. “Estaba seguro de que el afiche de Sex and the City 2 se llevaba el premio a mejores efectos especiales. Chicas: sabemos la edad que tienen. ¡Vi a una de ustedes en un episodio de Bonanza!”
Tom Cruise y John Travolta, de casualidad, no estaban presentes. Nadie los nombró; Gervais contó que I love you, Philip Morris tampoco había recibido nominaciones y resumió la película: “Dos actores heterosexuales que se hacen pasar por gays; es decir, el completo opuesto de algunos conocidos cientólogos”. Ante la carcajada general, el anfitrión confesó que “mis abogados me ayudaron a redactar este chiste”.
El monólogo inicial fue devastador y tampoco se salvaron aquellos que subían al escenario para entregar un premio, ya que Gervais los presentaba: “Quizá lo conozcan de instalaciones como Betty Ford o la cárcel del condado de Los Angeles, ¡Robert Downey Jr!”.
En un país tan religioso como los Estados Unidos, quizá lo único realmente polémico haya sido la despedida. Al final de todos los premios, Gervais agradeció a los críticos, a la cadena NBC y “a Dios, por hacerme ateo”.
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