Más de 550 organizaciones y profesionales de la salud, en Estados Unidos, han comenzado una cruzada para retirar al payaso más conocido del mundo. ¿Será que, después de 48 años, le toca la jubilación a Ronald McDonald? Preocupados por la obesidad infantil, los especialistas no sólo quieren que la marca de fast-food retire al clown como imagen de empresa; también piden que se finiquiten las Cajitas Felices por su alto contenido en grasas, azúcar, sal y calorías.

En una carta abierta publicada en diarios como el Chicago Sun Times y el New York Metro, entre otros, grupos como La Academia Americana de Psiquiatría Infantil y Juvenil o La Coalición Hispana por la Salud de Chicago dejaron en claro su descontento con el “jefe de la felicidad” de la megacompañía y, sonrisas aparte, creen que su retiro ayudaría a disminuir la atracción de los purretes por la cadena. Si eso detendrá al 30 por ciento de los estadounidenses que sufren de obesidad, es difícil imaginarlo.

Para la empresa, sin embargo, la mascota “es una buena embajadora y envía mensajes importantes sobre seguridad, aprender a leer o llevar un estilo de vida activo y equilibrado”. Además, niega acusaciones afirmando: “Nos tomamos muy en serio nuestra comunicación con los chicos”. Más allá del memo oficial, el CEO de la firma, Jim Skinner, fue aún más categórico: “Ronald no se va a ningún lado”, defendió sin reparos.

Más allá del debate, algunos asesores de imagen y consumidores empiezan a dudar de la relevancia de un payaso que –de los ‘70 a la fecha– poco ha cambiado. “Las mascotas se usaban mucho a mediados del siglo pasado pero ya no están tan en boga. McDonald’s debería considerar si todavía simboliza algo o si, en realidad, es un paso atrás para su imagen”, explicó Cheryl Swanson, especialista en branding. Más de uno coincide. Y ya compra crema demaquillante.