Una serie de experimentos fallidos le han quitado a Cujo el título de ejemplar más siniestro y terrorífico del reino animal. Reunidos en el grupo de Facebook Badly Stuffed Animals, que ya suma más de 500 seguidores, se trata de otrora bellos leopardos o dignos osos polares devenidos en malos ejemplares de taxidermia. Malísimos, de hecho. “Es incorrecto en muchos sentidos, ¡pero endemoniadamente gracioso!”, destacó uno de los usuarios, gustoso de ver imágenes de zorros mal cosidos, llamas desfiguradas o burros sin piernas delanteras. Así, el inexplicable “arte” de disecar, rellenar y conservar animales para darles apariencia viva y volverlos decoración de paredes o mesitas de luz tiene su lado oscuro: la mala praxis.

“Hay algo muy escalofriante cuando la taxidermia está mal hecha”, reculó un seguidor, imposibilitado de encontrarle el valor cómico a esta práctica de aficionados que, en el ensayo y error, masacra los cuerpitos de bellos ejemplares de gorilas, perros, leones, gatos y cerdos salvajes. Ojo, hay versiones más creativas, como topos convertidos en zapatos. O ratoncitos vueltos títeres de dedo. O ardillas cowboys tuneadas para la exposición. Verdaderos amantes de los animales, abstenerse de echar una ojeada.