Cuando Noé construyó su arca, tenía dos de todo, excepto arcas. Ahora, gracias al holandés Johan Huibers, su suerte ha cambiado: para 2012, una réplica moderna hará su debut sobre aguas no apocalípticas. Después de tres años, enojos de su mujer y 1,6 millón de dólares invertidos de su bolsillo, el constructor de 60 años transita la recta final de su obra maestra y planea navegarla por primera vez en el Támesis, durante la inauguración de los Juegos Olímpicos de 2012, en Londres. ¿Por qué la fecha? Para inspirar a los niños pequeños a que sintonicen la jornada deportiva y acercarles la palabra divina.

La idea, cuenta el hombre, tiene larga data: le llegó 20 años atrás en un sueño en el que Holanda era barrida por una gran inundación. Shockeado por la imagen, decidió que se trataba de un mensaje de Dios y empezó a amasar un proyecto que, en 2007, tuvo su primera versión: una réplica a mitad de escala. Claro que no le pareció suficiente; Jesús merece una copia a tamaño real.

A la espera del permiso oficial para hacer su aparición el año próximo, Johan sigue martillando. Y aunque su gigante tiene el mismo tamaño que el original, con 450 pies de largo, para su fabricación se tomó algunas licencias: el pino que el holandés usa para darle forma (distinta a la madera de ciprés que menciona la Biblia), la estructura de acero que la mantiene a flote (que el pobre Noé no pudo aprovechar) y los mamíferos de mentira que habitan el navío. ¿Otra diferencia? Pues, según la palabra calificada de su creador, la nave difícilmente resista un diluvio universal de 40 días y 40 noches...